En Quito, la campaña Bájale al acoso busca que las víctimas de acoso sexual en los buses rompan el silencio y denuncien. Foto: Archivo EL COMERCIO
En los últimos 16 meses, se han registrado 2 200 reportes de casos de acoso sexual en el transporte metropolitano y convencional de la capital. De ellos, 60 casos se judicializaron y se dictaminaron 14 sentencias condenatorias. Los agresores recibieron entre 12 a 38 meses de prisión.
Ese es el resultado de la campaña Bájale al acoso que lleva a cabo el Patronato San José en la capital desde marzo del 2017. El objetivo es que las personas que han sido víctimas de algún tipo de acoso sexual mientras viajan en transporte público rompan el silencio y pidan ayuda.
Cuando alguien se siente vulnerado debe enviar un mensaje al 6367 con la palabra ‘acoso’ y el número de la unidad en la que viaja. Todos los buses de los corredores centrales del Municipio y en el 80% del transporte convencional que cubre otras rutas, tienen en la parte delantera de la unidad y en las ventanas un letrero donde se advierte que en ese bus no se acepta el acoso. Está el número al que la víctima debe mandar el mensaje.
El texto, que no tiene costo de envío, llega a la central, y una operadora le devuelve la llamada en menos de un minuto y le guía sobre cómo actuar en esos momentos de crisis. De inmediato suena por los parlantes del bus un audio que indica que dentro de la unidad se está cometiendo acoso sexual. Si la víctima lo desea, puede poner la denuncia en Fiscalía e iniciar un proceso legal.
María Fernanda Pacheco, presidenta del Patronato San José cuenta que la estrategia Bájale al acoso ha recibido el reconocimiento internacional debido a que su aplicación ha permitido un cambio en la cultura de seguridad en el transporte público.
El World Economic Forum ubicó a la estrategia en el top 20 de innovaciones sociales 2017. Pacto Global, entidad de Naciones Unidas, en el mismo año, le otorgó el reconocimiento ‘Buena práctica del Desarrollo sostenible’.