El lodazal hizo flotar el refrigerador y sofá. Los sistemas eléctricos no funcionan y las cañerías están tapadas.
Así confirma Omar Cobo, que llegó a ayudar a sus padres de la tercera edad en una de las viviendas más afectadas. En las paredes permanece la huella del lodo que alcanzó 1,20 metros.
“Las autoridades deben dar soluciones definitivas”, reclama Cobo. Está abatido y preocupado.
Sus padres tuvieron que ser evacuados por la parte alta de la casa. No había forma de entrar y aún la mañana del jueves 6 de abril el lodo superaba los 20 centímetros.
Personal de los Gobiernos Autónomos Descentralizados de Quito y Rumiñahui trabajan en la zona desde las 20:00 cuando se reportó la emergencia. Un puesto de mando unificado se instaló en el sector de Playa Chica para coordinar acciones.
De acuerdo con Fausto Hidalgo, director de Gestión de Riesgos de Rumiñahui, es probable que vuelva a suceder algo similar. Por eso asegura que coordinan acciones para mitigar los riesgos en la zona.
El río Pita habría crecido entre cuatro y seis metros por lado, según estima Hidalgo. Y exhorta a la comunidad a permanecer alerta en caso de nuevas precipitaciones.
“Si empieza a aumentar el caudal deben evacuar enseguida y poner a buen recaudo sus bienes”, dice.
Y es que la delincuencia también ha tratado de hacer de las suyas. Así lo cuenta Cobo en un recorrido por la casa cubierta de lodo.
“Motorizados vinieron con el pretexto de ayudar a ver qué se llevaban. También necesitamos seguridad para cuidar lo poco que queda”, pide.
En esa casa todo está revuelto. Los daños materiales también les afectan porque ahora no saben qué hacer. Piden que las autoridades les den una respuesta.
Lo mismo pasa con Sonia, que no quiso dar su apellido. Está enojada porque dice que la atención de las autoridades en el sector es nula.
“Les hemos pedido (ayuda) porque esto ya pasó hace años”, recuerda. Aunque admite que no fue tan fuerte, hoy teme que las lluvias aumenten y pierda su casa.
“Tampoco podemos irnos y dejar botando lo nuestro”, dice mientras recoge del lodazal algunas ollas que fueron arrastradas hasta el exterior de su propiedad.
No han tenido tiempo ni para llorar, dicen algunos. Porque ahora el trabajo es contrarreloj en caso de una nueva tormenta.
Según los datos de Oswaldo Echeverría, director de riesgos de la zona 9, fueron 42 las viviendas afectadas. Cuatro personas fueron atendidas por los bomberos y trasladas a una casa de salud por signos leves de hipotermia.
Aunque no paso a mayores y por lo tanto no registran heridos ni fallecidos. Hidalgo recalca que la primera respuesta de los vecinos fue el factor decisivo en la tragedia.
El río Pita nace del Cotopaxi y avanza desde Píntag, en Quito hasta San Rafael, en Rumiñahui. Por lo que su caudal podría ser el mismo que lleve los lahares en caso de una erupción volcánica.
Pero para Echeverría, este ha sido “un ejercicio” para medir la respuesta de las entidades de socorro. Ya que confluyen dos cantones en la zona de Los Chillos y el trabajo debe articularse.
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