Galo Chiriboga es un hombre de mucha suerte. Ahora mismo el Fiscal General tiene a los astros alineados a su favor para que pueda demostrar que esos periodistas corruptos y perversos que pusieron en duda su supuesta falta de independencia frente al Yo el Supremo estaban mintiendo.
La gran oportunidad para que Chiriboga restaure su imagen se llama Chucki Seven. Y no es la versión 7 de la película que solo llegó a Five, sino el escabroso escándalo que estalló cuando un informe pericial dio señales de que la sentencia del juez Juan Paredes en contra de Emilio Palacio y El Universo fue redactada fuera del Juzgado 15.
Si se llega a comprobar, éste sería uno de los escándalos judiciales más grandes de los últimos años y un Fiscal General que se respete no puede darse el lujo de quedar fuera de tamaño tema, por más que el del Guayas lo esté tratando.
Finalmente, si fue a meter sus narices en el proceso en contra de los chicos que ingresaron el 30-S a TV Ecuador, bien podría apersonarse de este asunto de mayor monta.
Chiriboga no puede ni debe fallar esta vez. Ya falló hace poco al ni siquiera mosquearse ante la denuncia que se hizo en contra del Ministro de la Propaganda, Fernando Alvarado, por haber financiado con fondos públicos algo así como seis cadenas de radio y TV para publicitar la posición de Yo el Supremo en el juicio, que se suponía era personal, en contra de Emilio Palacio y diario El Universo.
Quienes aprecian a Chiriboga deberían darle ánimo. Decirle que aún no es tarde para rescatar su imagen.