Paola Pabón, Subsecretaria de Gobernabilidad y gestión de la política. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
¿Por qué dejar la Asamblea Nacional para ocupar una subsecretaría?
La respuesta sonará trillada, pero yo soy una mujer que entiende la política como una opción de vida desde la militancia de izquierda.
Cuando decimos que tenemos que estar donde la organización lo necesite, es algo que se hace carne. La decisión fue tomada por el buró de Alianza País (AP), procesado por el Presidente y por un pedido de la secretaria Viviana Bonilla. Frente a la coyuntura se puede implementar un diálogo con mucha fuerza en Quito y Pichincha, y lo lógico fue colocar un cuadro que responde a las lógicas de este territorio.
Entonces, Quito se convierte en el objetivo político del Gobierno…
Es una Subsecretaría que tiene a su cargo el trabajo en territorio en las 24 provincias. Además, juega el papel de gobernación de Pichincha. Necesitamos articular en la provincia las políticas del Ejecutivo.
¿La secretaría tenía abandonado a Quito?
No. El no tener un gobernador permanente hace que la relación sea compleja. El buró de Alianza País me encomendó que podamos activar esa articulación que se ha hecho evidente su importancia.
¿Por las movilizaciones?
En democracia, la manifestación de posturas distintas es válida. La coyuntura ha demostrado que la ciudad presentó una serie de manifestaciones que han tratado de llamar la atención del Presidente y de las políticas. Pero también hay que diferenciar dos tipos de oposiciones: la que sí está preocupada y que quiere construir y a otra que quiere desestabilizar.
¿Y qué demostró Quito?
Quito ha demostrado que busca una relación más cercana y directa con el Gobierno de la revolución. Hay una realidad. No es que hemos abandonado la ciudad, pero antes teníamos la Alcaldía y ahora no. Por lo tanto, la articulación se vuelve más difícil. Tenemos una Prefectura que tiene competencias en los ocho cantones, en la parte rural, y tenemos una debilidad en territorio.
Diferenciar las oposiciones, con los golpistas no hay diálogo…
Frente al “fuera, Correa, fuera” no hay posibilidad de
diálogo…
¿Qué debía gritar la gente? ¿Corrija, Correa, corrija?
No. Creo que hay otros mecanismos de diálogo.
Pero usted viene de la movilización. Seguramente gritó “fuera, León, fuera” o “fuera, Borja, fuera”. Es un grito connatural a las movilizaciones.
Hay que contextualizar. Venimos de procesos de lucha en la calle porque nos atracaron con la dolarización, porque nos subían el 200% de combustibles. No se pagaba a los profesores.
Pero en estas también hay motivaciones legítimas, las enmiendas por ejemplo, o la violencia verbal, la crisis…
Pongamos un caso. Las enmiendas ameritan discusión. La Asamblea fue a provincias a dialogar, escuchar los distintos sectores. La protesta en democracia es legítima, ojalá puedan ir con la misma energía a las mesas de diálogo.
¿Perdió el Gobierno el discurso de izquierda y ahora intenta recuperarlo?
Nos hemos dedicado estos ocho años a crecer económicamente, a dar respuestas a demandas sociales, al conocimiento, la matriz productiva. En eso descuidamos un tema fundamental: cómo avanzar en la construcción del Ecuador del Buen Vivir. La coyuntura nos permite confrontar internamente. Este discurso más cercano a la gente abona al proyecto y a la sociedad.
¿No es un poco tarde?
No creo. Han sido ocho años de cambios profundos. Cuando la oposición dice que somos la fuerza dominante, parece que estuvieran hablando de 40 años atrás: lo socialcristiano, la crisis bancaria. Me pregunto: ¿en 8 años pretenden todo?
Nadie ha tenido tanto recurso como ustedes…
Esto de la plata puede ser subjetivo. La decisión política de haber renegociado los contratos petroleros nos permite tener recursos. En la lógica entreguista a las transnacionales no habríamos tenido los recursos del ‘boom’ petrolero. En ocho años hemos hecho mucho y estamos dispuestos a mejorar y hacer los cambios que todavía falta…
La Secretaría de la Política es lo que antes era Ministerio de Gobierno, que se encargaba del diálogo desde el Gobierno con las otras fuerzas políticas y sociales. Ahora parece más una dependencia de Alianza País.
Coincido en que la tarea inherente de la Secretaría es generar un diálogo con todos los sectores. Se ha realizado acciones. Hay la ventaja de tener una organización política con una gran estructura. Por lo tanto no necesita el aparato del Estado.
Hay coincidencias. Ricardo Patiño, del ala izquierda de Alianza País va a fortalecer los llamados comités de la revolución. Y usted, que ha trabajado antes con los estos, va a la Subsecretaría.
Todo esfuerzo que se haga es importante para fortalecer las bases en la organización. Necesitamos generar condiciones de fortaleza en las bases y Ricardo tiene una gran experiencia. Por eso valoramos la decisión militante de salir dos meses de la Cancillería
.
¿Serán fuerzas de choque?
No creemos en las fuerzas de choque sino en un poder popular. Necesitamos sin duda una fuerte organización social que sepa qué está en juego y que pueda defender la revolución ciudadana. No llamamos a la violencia, queremos que el modelo avance en paz. Hay que preguntar si las banderas negras tienen ganas de una fuerza de choque, pero la revolución ciudadana, no.
Quién es.
El viernes pasado ocupó por primera vez su despacho como subsecretaria de Gobernabilidad de la Secretaría de la Política. Hasta entonces se desempeñó como asambleísta por Pichincha. Es parte del ala más izquierdista del oficialismo.
Su punto de vista.
Su llegada al cargo y el trabajo de fortalecimiento de AP es un hecho simbólico fuerte ante la coyuntura. Reconoce que su trabajo apuntará hacia Quito, en donde hay movilizaciones legítimas pero también hay desestabilizadoras.