Julian Assange goza de asilo en la embajada de Ecuador en Londres desde el 2012. Foto>: Archivo / EL COMERCIO
Las gestiones que la Cancillería hizo a favor del ‘hacker’ australiano Julian Assange, a quien concedió una carta de naturalización e intentó nombrarlo como diplomático ecuatoriano, pusieron en juego las relaciones que Ecuador mantiene con Reino Unido.
Eso se desprende de la documentación que permanecía clasificada como reservada, desde finales del año pasado hasta el martes de esta semana, cuando en el Pleno de la Asamblea Nacional se conoció del levantamiento del sigilo.
La tensión diplomática alcanzó su pico más alto el 22 de diciembre del 2017. Ese día la Cancillería envió una nota verbal de protesta frente a la negativa del Gobierno británico “a acreditar como diplomático ecuatoriano” a Assange, poco después de entregarle una carta de naturalización.
La Embajada de Reino Unido en Quito recibió esa comunicación y seis días después la replicó confirmando que la posición de ese país no ha variado en relación al australiano, quien permanece asilado en la Embajada de Ecuador en Londres desde el 2012.
Las autoridades británicas insisten en que Assange debe comparecer ante los tribunales ingleses “a fin de responder por la transgresión al régimen de libertad provisional que tenía cuando pidió asilo en la misión diplomática ecuatoriana”.
Y a pesar de que las acusaciones por supuesta violación contra él han dejado de tener efecto en Suecia, Gran Bretaña ha reiterado que una vez que salga de la Embajada será procesado y solo después de que cumpla con la pena que le sea impuesta “podrá viajar libremente al país que elija”.
La entonces canciller, María Fernanda Espinosa, se vio obligada a declarar nulos los actos administrativos con los que designó a Assange como diplomático ecuatoriano en Londres, y luego como diplomático en la Embajada de Moscú, Rusia, entre el 15 y 19 de diciembre del 2017.
A Rusia intentó llevarlo con un salvoconducto que Reino Unido le negó.
Estos detalles salen ahora a la luz porque José Valencia, quien le sucedió en el cargo a Espinosa, notificó recientemente a la Asamblea que los documentos habían sido declarados como reservados, sin cumplir con las normas correspondientes. “En los archivos del Ministerio no consta que se haya seguido el proceso establecido para calificar como reservada a dicha información, de conformidad con las disposiciones de la Ley Orgánica de Transparencia y Acceso a la Información Pública”, dijo Valencia en una carta remitida a la Asamblea el 17 de septiembre pasado, pero que se conoció en el Pleno del Parlamento este martes .
Indica, además, que esa documentación tampoco fue incluida “en los índices de información reservada de la Cancillería”, donde sí constan asuntos como la entrega de estatus de refugiados y los relacionadas con las aspersiones de glifosato en la frontera norte.
Para la asambleísta socialcristiana Paola Vintimilla, quien desde hace 10 meses recaba información relacionada con este caso, no es suficiente que esos documentos ya se los pueda conocer de manera pública en el país.
Dice que la naturalización de Assange debe ser anulada, pues recibió el documento el 12 de diciembre del 2017, 15 días antes de que se publicara un reglamento para solicitudes de naturalizaciones en embajadas en el exterior.
Baltazar Garzón, abogado de Julian Assange, quien tenía previsto llegar ayer a Ecuador para participar de un foro en Ambato, ofrecerá este viernes una rueda de prensa en Quito.
Los hechos
12 diciembre 2017
Julian Assange recibió la carta de naturalización, es decir, la nacionalidad ecuatoriana. Ocho días antes había renunciado al asilo en la Embajada.
15 diciembre 2017
El fundador de WikiLeaks fue nombrado como Consejero en la Embajada de Ecuador en Londres, mediante la Acción de Personal de Cancillería No. 4421.
27 diciembre 2017
En el Registro Oficial se publicó el Reglamento que otorga la nacionalidad ecuatoriana a solicitantes que se encuentran en embajadas en el exterior.
16 Octubre 2018
En la Asamblea se conoció una comunicación enviada por el canciller, José Valencia, en la que se precisa que estos documentos (unas 74 páginas) no son reservados.