El papa Benedicto XVI mostró su preocupación por la crisis política que atraviesa el Ecuador, tras los sucesos del 30-S. También por las reformas educativas que el Gobierno Nacional impulsa a través de las leyes de Educación Superior y de Educación Básica.
El Pontífice aprovechó la audiencia concedida al nuevo embajador del Ecuador ante la Santa Sede (Vaticano), Luis Dositeo Latorre, para referirse al país.
En esa ceremonia de cartas de credenciales, Benedicto XVI dijo – en castellano- que “los pastores de la Iglesia son conscientes de que no han de entrar en el debate político, proponiendo soluciones concretas o imponiendo el propio comportamiento”. “Pero tampoco pueden ni deben permanecer neutrales ante los grandes problemas o aspiraciones del ser humano, ni ser indolentes a la hora de luchar por la justicia”.
Las reflexiones del alto jerarca espiritual se produjeron luego de que la Iglesia Católica ecuatoriana hiciera un llamado al diálogo. Esto, luego de que el gobierno del presidente Rafael Correa afrontara una fuerte sublevación policial por el veto a la Ley de Servicio Público. Esta mantuvo al país al borde de un estado de conmoción política.
Hasta el cierre de esta edición, el Gobierno ecuatoriano no emitía ningún pronunciamiento sobre el mensaje del Papa. El vicecanciller Kintto Lucas y el subsecretario Rafael Quintero prefirieron no adelantar criterios. La instrucción del Palacio de Najas al embajador Latorre fue que preparara un informe para analizarlo en Quito. No es común que el Vaticano se pronuncie sobre la situación política del Ecuador.
Ayer, durante la ceremonia de consagración del nuevo arzobispo de Quito, monseñor Fausto Travez, este tema no fue analizado en público. Únicamente, Travez insistió en el diálogo y los consensos como la tarea urgente de las autoridades ecuatorianas.
La primera reacción vino de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana. Monseñor Antonio Arregui, comentó que “el Santo padre no ha hecho otra cosa que repetir los criterios de ocasiones anteriores”. Es decir, que a la Iglesia no le interesa ni el poder ni la figuración política. Pero que tampoco puede ser indiferente de las realidades. Arregui reiteró que la vida pública debe encaminarse hacia el diálogo “para alcanzar la verdad y la justicia y los grandes objetivos, ya que la violencia genera más violencia”.
El Papa también pidió a Ecuador respetar “la autonomía de las instituciones educativas y de la universidad católica”. A su juicio, las reformas que ha propuesto el Gobierno deben promover “la libertad de educación en las instituciones docentes estatales” y que se asegure “la enseñanza religiosa escolar”.
Este mensaje causó sorpresa en la bancada oficialista de la Asamblea. Gastón Gagliardo recordó que la ley universitaria, en varios temas polémicos como la elección de los rectores, hace excepciones para los centros regidos por el acuerdo entre el Estado y la Santa Sede.
Asimismo, que el proyecto de Educación Básica también respeta las diferencias con los planteles regidos por el catolicismo.