“Esas espadas (de Alfaro y Montero) fueron recuperadas de manos de la oligarquía que ilegítimamente las tenía, quien mató a Eloy Alfaro fue la oligarquía y en 1983 las recuperamos de manos de ellos, era ilegítimo e injusto que permanezcan en el Municipio de Guayaquil. Debían entregarse en el momento en que haya un proceso de cambio y reforma en Ecuador, eso está siendo impulsada por Rafael Correa. Lo legítimo era entregárselas a quien representa al pueblo, el presidente de la República”.
Lo asegura Patricio Baquerizo, asesor de Mireya Cárdenas, secretaria de Pueblos, Movimientos Sociales y Participación Ciudadana. Ambos integraron Alfaro Vive Carajo.
Él defiende la entrega de las espadas al Gobierno, lo que generó la crítica de Juan Cuvi, otro ex miembro de la agrupación subversiva. Ambos estuvieron presos entre 1985 y 1990 por el secuestro al banquero Nahím Isaías.
Baquerizo niega que Cárdenas haya cambiado las espadas de Alfaro y Montero por un cargo y reclama a Cuvi porque en 1991, a nombre de AVC, entregó las armas al gobierno de Rodrigo Borja. “Él ahora reclama que no se decidió colectivamente la entrega de las espadas, pero la mayoría de ex integrantes de AVC no estuvimos de acuerdo con lo que hizo en 1991. Eso para mí no fue un proceso de negociación sino de rendición”.
Baquerizo es asesor de Cárdenas, quien tuvo un hijo con el comandante de la agrupación, Arturo Jarrín, asesinado, hermano de Miguel Jarrín, su esposo actual, y hermano de Edwin Jarrín, secretario de Transparencia, casado con Soledad Buendía, funcionario del Ministerio de Coordinación Política.
Otro ex AVC es subsecretario de Participación de la Secretaría de Pueblos. “Por primera vez un gobierno, que no fue el de Borja, reconoció los aportes que los ex AVC podemos dar”, dijo Baquerizo.
Natalia Sierra, maestra de la Universidad Católica, quien también formó parte de AVC, también critica la decisión de ofrecer las espadas al gobierno de Rafael Correa. Dice también que sus ex compañeros tienen todo el derecho de aceptar un cargo público, pero cree que no deben hacerlo a nombre de una agrupación que ya no existe, por la memoria de los muertos.