El sábado se reunió uno de los Comités de la Revolución en Flor de Bastión, Guayaquil. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Con los años, la cifra de Comités de la Revolución Ciudadana (CRC) del Gobierno se mermó. La iniciativa arrancó en 2009. Luis Monge, secretario nacional de Organización Territorial de Alianza País, recuerda que llegaron a tener un registro de unos 8 000 CRC, cuando se posesionó la actual directiva, en 2014.
En cambio, el 23 de junio del 2016 Óscar Bonilla, secretario nacional de Acción Política de Alianza País, reconoció que sumaban 1 203 a esa fecha. Es decir, casi un 85% menos.
Para César Rodríguez, exasambleísta de AP y ahora dirigente del movimiento de oposición Podemos, la disminución evidencia que el Gobierno ha ido perdiendo apoyo popular.
“Los comités se propusieron como un espacio de actoría política de la gente. Que ellos contribuyan a elaborar la política pública. Pero en la práctica la gente se desmotivó porque vio que AP se volvió una estructura clientelar, cerrada, que era patrimonio de un solo líder y por eso nunca logró estructurarse como partido”.
El oficialismo tiene otra explicación. Según Monge, cuando Doris Soliz asumió la directiva, se tomó la decisión de recalificar los comités, porque algunos estaban inactivos, pero aparecían en el registro.
Entonces se puso más énfasis en el trabajo político de los CRC. Ahí se discute, al menos tres veces por semana, sobre temas como el pacto ético, la Ley de Herencias o la priorización de obras y servicios para los vecinos de sector donde opera ese núcleo político.
La idea es que sean una plataforma para conocer los pedidos de las personas y canalizar las obras con las autoridades, según Rocío Cevallos, coordinadora de uno de los CRC de la populosa Flor de Bastión, al noroeste de Guayaquil.
A ese espacio acuden unas 40 personas. Según Cevallos, los militantes reciben los insumos de información y también de carácter ideológico para debatir con quienes “no comparten con la ideología” del oficialismo.
Los integrantes de los CRC tienen prohibido arrogarse funciones de la directiva del movimiento, formar comités nacionales y “hacer pronunciamientos sin una orientación política previa”, como consta en el reglamento.
Hasta ayer hubo una recuperación del número de CRC, según Monge. Precisamente por el trabajo que han hecho. Constan cerca de 2 000 entre los recalificados y los nuevos, en los cuales se registran
60 000 militantes. Entre las ciudades con mayor estructura son Guayaquil (445 CRC ).
El pasado sábado, más de 300 coordinadores de estos comités del distrito se reunieron en la Flor de Bastión.
Al frente se vio a la legisladora Guadalupe Salazar. Los militantes se concentraron en una casa de cemento que había sido pintada por dentro con los colores de AP.
Ella refirió que la reducción de CRC que se dio en un momento pudo responder a que las células entraron en un proceso de actualización de datos. Pero que ahora el objetivo es atraer nuevos adherentes. Solo en Guayas se han carnetizado 90 000 personas.
Uno de los requisitos para ser aceptados es que al menos deben formar parte de la célula doce adherentes de Alianza País (AP). La mayoría de estos espacios funcionan en casas de esos militantes.
Los gastos que implican la impresión de folletos con información, por ejemplo, salen de las arcas de Alianza País.
Rommel Salazar, director de AP en el distrito electoral 2, que abarca las parroquias Pascuales y Tarqui Popular, negó que el trabajo de los comités sea únicamente por la etapa preelectoral. Dijo que quienes son vinculados a los comités son líderes barriales, gremiales y de grupos de trabajadores. “No necesariamente actores políticos (candidatos)”.
En contexto
Alianza País busca fortalecer sus estructuras para encarar las elecciones del 2017. En octubre realizarán una asamblea nacional, para determinar quiénes serán los candidatos para la presidencia, vicepresidencia y también para el Legislativo.