Redacción Política
Sin oposición no hay democracia. Esta es una máxima en política que pudiera aplicarse porque el Régimen de turno la neutraliza en la Asamblea Nacional con su mayoría legislativa. Además, porque los sectores políticos contrarios aparecen desarticulados sin una propuesta programática, capaz de convertirse en un contrapeso del Gobierno.
La oposición, desde el punto de vista de la fiscalización a los actos del Régimen y de los organismos del Estado no existe, a excepción de uno que otro asambleísta, como el caso de Galo Lara, de Sociedad Patriótica (PSP), que, desde el pasado ‘Congresillo’, denuncia casos de corrupción, que han sido bloqueados en las instancias de la Legislatura, como la Comisión de Fiscalización y Control Político, controlada por el oficialismo.
El asambleísta César Montúfar, del Movimiento Concertación Nacional Democrática, cree que la debilidad de la oposición en la Asamblea no es solo la falta de articulación, sino la ausencia de propuestas alternativas que hagan contrapeso al oficialismo. “No requerimos una oposición que únicamente patalee, sino que tenga una fuerza propositiva”.
Los partidos y movimientos que están en el lado opuesto de la bancada oficialista están dispersos. El PSP, desde el inicio de la Asamblea, apareció como una de las bancadas más críticas del Gobierno. Incluso, intentó ‘censurar’ el informe a la Nación del presidente Rafael Correa, pero no tuvo apoyo de otros grupos legislativos. Tras la elección del asambleísta Fausto Cobo, con los votos del oficialismo, para vocal del Consejo de Administración Legislativa, el PSP silenció su discurso.
El asambleísta Gilmar Gutiérrez sostiene que sí se fiscaliza al Gobierno. Pero no pasa del discurso, porque aparte de la investigación del asambleísta Lara a la superintendenta de Bancos, Gloria Sabando, por ocultar información de Seguros Sucre, no hay ningún caso de investigación. Por ejemplo, el tema de los videos presentados por Fernando Balda (PSP) sobre la alteración de los textos de la Constitución nunca llegó a la Asamblea.
Gutiérrez argumenta que el Mandatario tiene el control de otros organismos estatales de control, como la Fiscalía, Contraloría y Corte Constitucional, que impiden llevar adelante investigaciones de corrupción.
El Partido Social Cristiano tampoco se hace sentir como opositor al Régimen, a excepción de los ataques verbales de la asambleísta Cynthia Viteri. El ex diputado Alfredo Serrano considera que los asambleístas de oposición “tienen miedo” a que Correa utilice la norma constitucional de disolución de la Asamblea, en caso de obstaculizar su gestión.
El Prian tampoco deja sentir su voz de oposición. Aunque Vicente Taiano hace intentos aislados, sus intervenciones no tienen peso político. Las otras organizaciones de minoría, como Izquierda Democrática, Pachakutik y MPD, no cumplen ese papel y si lo hacen es por temas puntuales de la Legislatura.
Un hecho que contribuye a que los contrarios al Régimen no se hagan sentir en la Asamblea es que el Pleno se reúne poco. Desde el 31 de julio, ha sesionado seis veces, casi una vez por semana.
Punto de Vista
Julio Echeverría/ Analista
‘Los contrarios no están unidos’
Por oposición habría que entender una variedad de posturas críticas y no alineadas con la política del Régimen, que no llega a conformar un frente unitario o a constituir un bloque con capacidad de incidir en las líneas de legislación y peor aún en la fiscalización al Régimen.
Se trata de posturas programáticas que son distantes unas de otras, pero que podrían en una determinada coyuntura, confluir para detener o impedir la consolidación de tendencias autoritarias o no democráticas .
La normativa de funcionamiento de la Asamblea está formulada para entorpecer la conformación y el desempeño de una necesaria oposición y que el concepto de democracia que está en la mente de los legisladores del Gobierno no es permeable a la aceptación de una real deliberación en la elaboración de las leyes
fundamentales que requiere la nueva constitución para de aplicarse efectivamente.