Los países que están en la Cuenca del Pacífico comienzan a tomar precauciones y a destinar recursos ante la eventual llegada del fenómeno de El Niño.
Por ejemplo, el Gobierno peruano anunció esta semana que destinará USD 1 000 millones, para financiar labores de prevención y así tratar de minimizar esos riesgos, que se pudieran presentar entre finales de 2014 e inicios de 2015.
Asimismo, destinará USD 100 millones para un fondo de contingencia, que permitirá atender las emergencias.
La administración de Michelle Bachelet también puso en marcha un plan de contingencia, en coordinación con las administraciones regionales de Chile, para desarrollar labores de prevención y edificar la construcción de nuevos albergues. Asimismo, en Colombia, los alcaldes de 123 municipios se reunirán para definir un plan de acción frente a este fenómeno.
Definitivamente, la presencia de este Niño causa temor y Ecuador no ha sido ajeno a sus efectos. Solo basta recordar lo que el país vivió en los años 83, 87 y 98: cultivos destruidos, vías dañadas, poblados inundados; es decir, millonarias pérdidas que hicieron tambalear la economía.
Entre las razones que llevaron a la pérdida de la moneda y la dolarización en el 2000, justamente fue por los efectos de las inundaciones.
Actualmente, el Gobierno sostiene que se han destinado más de USD 2 100 millones en 15 proyectos de riego y control de inundaciones; que se prepara ante la llegada del Niño y para ello defiende la necesidad de tener una Ley de Uso de Suelos y Reordenamiento Territorial, aunque sus argumentos se han concentrado más en el ámbito político.
Pero el Régimen también ha dicho que el “2014 y el 2015 serán difíciles para la economía”, lo que hace suponer la necesidad de estar más preparados ante un eventual escenario de desastre. Muchos se preguntan si es la hora de crear un fondo de contingencia, aunque en las esferas del poder este mecanismo de ahorro no tiene devotos.