Héctor Cueva ingresó en las oficinas de Olimpiadas Especiales, hace 30 años. La entidad tenía poco tiempo de creada y Cueva, al ver que allí pretendían trabajar en favor de las personas con discapacidad, sintió un impulso y preguntó si podía ayudar.
El 7 de noviembre de 1979 ingresó en la fundación, que en el primer encuentro que organizó contó con 120 deportistas, unos cuantos entrenadores y pocos padres de familia en los graderíos.
En la actualidad, son 20 000 atletas los que forman, en todas las provincias del país.
Y durante estos 30 años, los deportistas han participado de 543 juegos provinciales; 15 juegos nacionales y 6 campeonatos mundiales. Hay unos 350 entrenadores, para 8 disciplinas, y a las pruebas asiste la familia entera, amigos y hasta vecinos de los competidores.
A través del deporte, las personas con discapacidad se integran a la sociedad.
Y también ganan en autoestima porque se dan cuenta que con esfuerzo pueden ser, incluso, campeones mundiales. Pero nada de esto habría sido posible, indica Héctor Cueva, si desde un inicio no hubieran contado con el apoyo de los medios de comunicación. “Una buena causa sin medios de comunicación no existe”, dice.
Entrevista a Roberto Aspiazu
director Comité Empresarial Ecuatoriano
‘Históricamente, el país ha funcionado bien sin una ley’
Redacción Negocios
Su experiencia. Es director del Comité Empresarial Ecuatoriano y representante de las cámaras al Consejo Nacional de Telecomunicaciones, pues es director de la Asociación de Empresas de Telecomunicaciones. Ha participado en los procesos de negociaciones comerciales del país.
¿Cuál ha sido la participación de los gremios empresariales dentro de la elaboración del proyecto de Ley de Comunicación?
Hemos mantenido una coordinación con la Asociación de Canales de Televisión, la Asociación Ecuatoriana de Radiodifusión (AER) y la Asociación Ecuatoriana de Empresas de Telecomunicaciones (Asetel), que son parte del Comité Empresarial. La Asetel acudió a la Comisión de la Asamblea para exponer sus inquietudes sobre el proyecto de Ley de Comunicación, que no debe abarcar la gestión o administración del espectro radioeléctrico. Eso corresponde a la Ley de Telecomunicaciones.
¿Qué efecto tiene la distribución equitativa del espectro radioeléctrico?
El proyecto de ley debiera tener solo una mención general sobre la distribución equitativa para los sectores estatal, privado y comunitario. Pero sin entrar, por ejemplo, a decir que se debe distribuir en partes iguales. Eso no sería realista porque significaría desconocer los derechos adquiridos de los usuarios y concesionarios del espectro.
¿Qué opinión tiene sobre el Consejo de Comunicación que establece el proyecto?
Responde a una estrategia de consolidación del poder por parte del Ejecutivo, el cual considera que los medios de comunicación independientes están en contra del cambio que promueve el Gobierno del socialismo del siglo XXI. En el proyecto original, la conformación del Consejo le daba un control total al Ejecutivo, lo cual no garantizaba la libertad de información y violaba acuerdos internacionales de derechos humanos, como fue revelado por el relator de las Naciones Unidas y de la OEA.
¿Una ley de Comunicación debe establecer sanciones a los medios?
Una ley de comunicación es un imperativo constitucional, aunque el país ha funcionado bastante bien sin ella. El mecanismo de responsabilidad ulterior ha funcionado en el país sin una ley de comunicación. Si los medios publican información en contra de determinada persona natural o jurídica, existe la posibilidad de presentar demandas civiles o penales en contra del medio o del periodista. Hay muchos casos que lo evidencian, aunque el problema es que no hemos tenido una justicia ágil para tramitar distintas causas. Pero ahora se quiere utilizar la figura de responsabilidad ulterior para ejercer un control sobre los medios independientes, pues el Gobierno tendría amplias potestades para sancionar.
¿Qué efectos puede tener?
Históricamente, los medios independientes han desempeñado un papel protagónico en la lucha contra la corrupción. Más del 90% de casos de corrupción se ha expuesto a través de los medios y no de otros actores de la sociedad. Ahora ese papel se torna más importante, pues no existe una Asamblea que fiscalice y se ve que este Gobierno no es aquel de manos limpias que nos hace creer.
¿Los antecedentes de medios vinculados a banqueros que quebraron y la repartición política de frecuencias de radio hacen necesaria una regulación a los medios?
Veamos los medios que tenía el Grupo Isaías, por ejemplo. Creo que para la ciudadanía eran preferibles esos medios, aunque en algún momento se podía pensar que respondían a sus intereses, antes de lo que tenemos ahora, con medios totalmente entregados al oficialismo. Si se hace ese contraste, estábamos mejor con lo que había antes.
Ambos extremos son negativos…
Hay que preguntarse qué dice la ley para regular el mayor oligopolio de medios de comunicación del país, que está en manos del Gobierno: dos canales de televisión abierta, canales de cable, periódico, radio… La ley debe definir si esos medios deben seguir o no en manos del Estado y establecer un esquema de rendición de cuentas sobre su administración. En los dos años de administración oficial de Gamavisión y de TC Televisión se desconocen los resultados y no se sabe si han significado un perjuicio al Fisco. También deben regularse las cadenas de radio y televisión, donde hay un abuso del Gobierno.
El Gobierno argumenta que los medios de comunicación críticos al Régimen responden a intereses de los dueños de esos medios, ¿qué tan real es esa afirmación?
Si eso fuera así, ya hubiesen desaparecido. No hay que subestimar al lector, radioescucha o televidente, que ya hubieran dejado de demandarlos si ve que no reflejan adecuadamente sus intereses. Esos medios críticos han subsistido durante tres o cuatro generaciones, lo cual no es un accidente, es producto de una visión de compromiso la sociedad, con la gente. No se puede decir lo mismo de los medios estatales. Los medios privados tienen una mayor credibilidad, una mayor audiencia, porque el televidente sabe que están reflejando mejor lo que le interesa.