Foto referencial. Sector floricultor contratar mano de obra en temporada. Foto: Archivo/ EL COMERCIO
El sector productor de flores está seriamente afectado. La actividad registra pérdidas de USD 18 a 20 millones en estos seis días de movilizaciones y paro, aunque el monto podría ser mucho mayor.
En Cotopaxi la situación es caótica y la actividad está paralizada, denunció Miguel Sanzur, representantes del gremio de floricultores del sur, quien hizo un llamado a los dirigentes indígenas para que permitan que su propia gente llegue a las empresas a trabajar.
Los representantes del sector piden que se abra un puente aéreo para llevar el producto a los aeropuertos y enviarlos al exterior.
“Desde que tengo uso de razón, jamás he vivido una situación como esta. Yo recuerdo paralizaciones anteriores, pero no al nivel de agresividad de hoy en día, de que invaden las fincas e incluso prohíben a su misma gente que labore”, dijo, con gran preocupación, el directivo del gremio.
El principal problema es que los manifestantes no dejan laborar a los trabajadores y, si acaso llegan a las fincas, entran a las fincas y causan daños y sacan a los obreros bajo amenaza.
La actividad da trabajo a 100 000 personas en el país: mano de obra directa, venta de insumos y materias primas, transporte, etc.
“No dejemos que la floricultura caiga. Hemos hablado con nuestros clientes, quienes se solidarizan, pero se dan la vuelta y compran en Colombia”.
Advirtió que la producción de todo el cuatro trimestre del año se ha puesto en riesgo. “No es correcto que dejemos en bandeja de planta nuestros mercados para que otros países se aprovechen”.
En Cotopaxi existen entre 1 800 y 2 000 hectáreas de producción florícola. En la provincia, 37 fincas han sido invadidas.
“Hay gente infiltrada que está llevando la situación a un nivel de caos, dañando plásticos, reservorios, oficinas, garitas”.
Las exportaciones de flores alcanzaron los USD 852 millones en el 2018. El principal país de destino es Estados Unidos.