Las turbulencias financieras que viven los países emergentes continuaron el miércoles a pesar de la ofensiva de algunos bancos centrales para sostener sus divisas, y podrían incluso agravarse tras la decisión de la Reserva Federal estadounidense (Fed) de endurecer su política cambiaria.
Tras una reunión de dos días de duración, la Fed decidió este miércoles seguir reduciendo su apoyo a la economía estadounidense, lo que podría acelerar aún más los movimientos de capitales que desestabilizan las finanzas mundiales desde la pasada primavera (boreal).
Inquietos por ciertos problemas sociales y anticipando un endurecimiento de la política monetaria estadounidense, los inversores ya habían abandonado de manera masiva sus posiciones en países emergentes. Esto ha provocado una caída de divisas en países como Brasil, India, Sudáfrica y Turquía.
La Fed, no obstante, no hizo ningún comentario sobre esta situación en su comunicado del miércoles. Estas turbulencias “parecen haber escapado a la atención de la Fed”, ironizó Chris Low, analista de Capital Market.
Su colega Omer Esiner de Comfex, por su parte, vio en la decisión del banco central estadounidense una señal de que este no teme el “contagio” de los problemas hacia los países ricos. Sin esperar el anuncio de la Fed, los bancos centrales de algunos países emergentes pasaron a la acción para intentar sostener a sus monedas y frenar la fuga de capitales, pero tuvieron un éxito limitado.
Tras una reunión de urgencia, el Banco central turco anunció el martes por la noche, contra la opinión del gobierno, un fuerte aumento de sus principales tasas de interés (de 4,4 a 10% para su tasa semanal) para tratar de frenar la continua caída de su moneda frente al euro y el dolar.
Una “subida de las tasas gigantesca y audaz”, observó Anita Paluch, analista de Varengold, que “permitió calmar un poco la inquietud y reducir la demanda de activos más seguros”, como el dólar y el yen.
El Banco Central de Sudáfrica también subió el miércoles sus tasas de interés, aunque lo hizo en menor proporción -de 5 a 5,5% para su tasa básica-, y el de India lo había hecho un día antes -un cuarto de punto-. Encareciendo el precio del dinero, pretenden parar la depreciación de sus monedas así como la inflación.
Con estas decisiones, Turquía y Sudáfrica siguieron los pasos de Argentina, India y Rusia, y recurrieron en los últimos días a armas monetarias como el control de la compra de divisas, subida de intereses o inyecciones de liquidez.
Un breve respiro
El impacto de estas medidas duró poco. Este miércoles la lira turca había perdido a media jornada todo el aumento que tuvo el anuncio de las tasas de interés. El rublo ruso cayó a un nivel históricamente bajo frente al euro y el rand sudafricano perdió 3%, muy poco después del anuncio de su banco central.
“Sudáfrica debía seguir” a los otros países emergentes, pero lo hizo “sin entusiasmo y los mercados no lo creyeron”, dijo Fawad Razaqzada, analista de FOREX.com. “Hay que alabar a los bancos centrales que llevaron a cabo un contraataque (…), pero es poco probable que sus medidas tengan un efecto a largo plazo” porque no se ocupan de los problemas estructurales que afectan a sus economías, advirtió por su parte Kathleen Brooks, analista de Forex.com.
Para los expertos de Capital Economics, el hecho de que las monedas de los emergentes hayan continuado debilitándose a pesar del aumento de las tasas de interés “abre una nueva fase potencialmente más preocupante de las tensiones de los mercados financieros”.
La caída de las monedas emergentes se aceleró con la primera confirmación a fines de 2013 de la reducción de la compra de bonos por parte de la Fed de USD 85 000 millones a USD 75 000 millones mensuales. Intentando calmar la situación, el Fondo Monetario Internacional (FMI) negó el martes que hubiera “pánico” en los mercados emergentes.
“No hay movimientos de pánico. Es una combinación de factores propios” de cada uno de estos países, declaró en rueda de prensa el español José Viñals, director del departamento de mercados y capitales financieros en el FMI. No obstante, el representante de Brasil en el FMI se mostró más preocupado, asegurando que “parpadeaba una luz naranja”.
Sin embargo, señaló un punto positivo para los emergentes: la caída de las monedas podría “mejorar” la competitividad de sus exportaciones”, declaró a la agencia Dow Jones Newswires. Los paíseas afectados son víctima de un cóctel cuyos ingredientes, en dosis diversas, son: grandes déficits de cuenta corriente, dificultades para financiarse en los mercados externos y una cierta inestabilidad política y/o social.