Hasta el próximo viernes se realiza la XIX reunión regional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en Panamá. Foto: Cortesía / OIT
Cuatro nuevas maneras de hacer negocios están marcando el futuro del trabajo en América Latina y El Caribe.
El tema es parte de la XIX reunión regional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). José Manuel Salazar, director regional del organismo, explicó que la tecnología está haciendo que las relaciones laborales se vuelvan independientes, virtuales y globalizadas.
Para Salazar, el futuro llegó ya al mercado laboral y se expresa en novedosas formas de emprender, lo cual, a su vez, se traduce en nuevas formas de vinculación laboral.
Una es la ‘gig economy’, que consiste en aceptar “encargos” de una duración concreta y sin exclusividad con una empresa contratante. Esta categoría alude a los empleos esporádicos, por ejemplo, gente que distribuye comida o se ofrece a hacer la compra de una familia.
Otra modalidad es el ‘coworking’ o el trabajo compartido. En esta opción, los profesionales, que no comparten empresa ni actividad económica, se unen para trabajar en un mismo espacio, a veces para un mismo contratante. Esta modalidad permite ahorrar costos y, además, crea comunidad y red de contactos.
En una tercera categoría están los trabajos bajo pedido; por ejemplo, los servicios para trabajos específicos como traducción de documentos o de contabilidad para una firma.
Y, en cuarto lugar, están los independientes, mejor conocidos como ‘freelance’.
La OIT advierte, sin embargo, que la mayoría de casos no cuenta con todos derechos laborales o de seguridad social.
Fabio Bertranou, director para el Cono Sur de la OIT, explicó que los institutos de seguridad social del continente no están preparados para responder a las personas bajo estos modelos de empleo.
Otro desafío es generar estadísticas. La OIT no dispone de información sobre el número de personas que se halla en esta situación en Latinoamérica. En los EE.UU. estos obreros ya son el 16% de la fuerza laboral.
Salazar advierte que la relación de trabajo a tiempo completo y bajo relación de dependencia comienza a desaparecer de manera exponencial. En cambio, están abriéndose paso las formas no estándar de empleo. Estos nuevos tipos de trabajo se caracterizan por ser temporales, manejados a través de agencias e incluyen jornadas a tiempo parcial; es decir, menos del horario regular, que en el caso de Ecuador son 40 horas a la semana. Estos cambios generan retos tanto para gobiernos, trabajadores y empleadores, según la OIT.
Los hacedores de política pública deben encontrar formas para proteger a la población. Los empleados deben desarrollar nuevas habilidades en el nuevo escenario y, finalmente, las empresas requieren de políticas jurídicas claras para poder contratar.
Esto último es clave, según dijo Manuel Terán, delegado de los empleadores de Ecuador en esta reunión regional.
Considera que se necesita un nuevo marco legal que tome en cuenta las nuevas relaciones contractuales, los horarios e incluso los espacios de trabajo.
El tema genera preocupación en el sector sindical de la región. Mesías Tatamuez, delegado de este sector en la cita, comentó que desde el pasado sábado participa en reuniones de discusión en la OIT para analizar la forma de enfrentar el nuevo escenario laboral y, así, evitar que se lesionen los derechos laborales.
Según la OIT, la clase obrera actual debe contar con, al menos, 16 competencias para enfrentar el nuevo espacio laboral. Entre ellas están conocimientos en Finanzas y Matemática, pensamiento crítico, colaboración, aptitudes positivas de tipo emocional y uso de tecnologías de la comunicación e información.
Mientras menos de estas habilidades tenga, menos apta estará para abrirse espacio en el mercado laboral. El impacto se verá en las cifras de trabajo.
Guy Ryder, director de la OIT, indicó que al mismo tiempo que la región enfrenta los retos de las transformaciones laborales, debe resolver problemas que se arrastran desde hace décadas como el desempleo o la informalidad.
El empleo actual ya ha sido afectado por la desaceleración de la región, según el organismo. La tasa de desempleo en 2017 fue del 8,1%, mientras que cuatro años antes era de 6,1%.
La tendencia continuó al alza durante el 2018. A inicios de este año se ubicó en 8,8%. “La situación es preocupante. Además, enfrentamos el desafío de la informalidad, que es una condición compleja y heterogénea. Necesitamos políticas decisivas en la región”, dijo el Director de la OIT.