La noticia de que entre los 11 detenidos acusados de espionaje por el FBI figura una periodista peruana que trabaja desde hace 20 años en Nueva York causó revuelo no solo en EE.UU. sino también en Lima. La comunicadora Vicky Peláez, de 55 años y que trabaja en el diario La Prensa de Nueva York, fue apresada el domingo junto a su esposo Juan Lázaro luego que la Policía allanara su domicilio ubicado en Yonkers, suburbio en el norte de Nueva York, cuando regresaba de una fiesta.Peláez fue detenida en el marco de una redada de la Policía federal en Massachusetts, Virginia, Nueva Jersey, Nueva York y Chipre, tras la cual 11 personas fueron acusadas de pertenecer a una red de espionaje para Rusia.“Eran como 30 personas rebuscando la casa. Cuando llegaron mis papás los bajaron del carro y los subieron a otros dos vehículos”, dijo Waldo Mariscal, hijo de la reportera. Tras el arresto, los agentes del FBI se llevaron computadoras de la casa e interrogaron al hijo, preguntándoles sobre las finanzas y la afiliación política de los padres.Manuel Avendaño, jefe de redacción del diario La Prensa, comentó que Vicky Peláez “es una columnista muy controversial, con muchos seguidores y muchos detractores”. “Es lo que hace este caso notorio, se trata de la columnista del periódico en español más importante de los EE.UU.”.Peláez dejó hace más de 20 años su país natal, donde comenzó a hacerse conocer hacia 1980 como reportera de la cadena televisiva Frecuencia Latina. Trabajaba en policiales, y era conocida por su estilo agresivo para conseguir las noticias.En Perú se conoció que las hermanas de la periodista Peláez viajarán en las próximas horas del Cusco a Lima para solicitar al canciller, José García Belaunde, interceder ante las autoridades para salvaguardar los derechos de la reconocida mujer de prensa.Elvira Peláez, hermana de Vicky, asegura que ella les había dicho que creía que sus teléfonos estaban intervenidos, pero que no le preocupaba. Al parecer, los hombres y mujeres supuestamente implicados reclutaron desde los años 90 informantes en círculos políticos y reunieron datos para Rusia, entre otros sobre armas atómicas, la política de Washington hacia Irán y la conducción de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), indicó el diario New York Times. Los sospechosos lograron establecer contactos con un alto funcionario estadounidense de Seguridad Nacional y con un investigador nuclear. De todas maneras, aún no se sabe si tuvieron acceso a secretos de Estado o documentos confidenciales. Según los investigadores estadounidenses, algunos de los supuestos espías adoptaron la identidad de personas muertas. Trabajaban intercambiando maletines idénticos con gente de contacto rusos, ocultando mensajes cifrados en páginas web y para transmitir información empleaban técnicas de onda corta o una red de Internet inalámbrica en lugares públicos para transmitir datos de una computadora a otra.El caso generó la reacción de Rusia, quien ayer criticó duramente la acusación por parte de la Justicia estadounidense contra un supuesto grupo de espionaje que trabajaba para Moscú. Empero, Moscú y Washington desestimaron que el escándalo afecte sus relaciones, reactivadas desde hace un año y medio.