Las autoridades húngaras intentaban ayer contener la marea de lodo rojo, desecho industrial altamente tóxico, que se derramó el lunes por la noche en una región cerca del Danubio, 160 kilómetros al oeste de Budapest.
El derrame, calificado como una “catástrofe ecológica”, dejó cuatro muertos, 123 heridos, así como tres desaparecidos, más de 3 000 pobladores evacuados y daños ingentes al ambiente.La estimación de las víctimas es todavía provisoria, pues 12 de los heridos se encuentran en estado muy grave y podría crecer el número de personas desaparecidas.
El hecho indujo al Gobierno a proclamar el estado de emergencia en tres provincias, Veszprem, Gyor-Sopron y Vas.
Por razones aún no determinadas, objeto de una investigación de la fiscalía local, el embalse de una fábrica de aluminio en Ajka, al oeste del país, se rompió y arrojó, aproximadamente, 1,1 millones de metros cúbicos de fango rojo, un material altamente corrosivo que contiene además metales pesados, entre ellos, plomo.
“Los trabajos de limpieza continúan hoy (ayer) con 500 personas. Limpiamos las calles y las casas con agua a alta presión, bajo la dirección del Servicio Nacional de Salud”, declaró Timea Petroczi, la portavoz de los servicios anticatástrofes. Informó que 61 personas hospitalizadas sufrieron quemaduras provocadas por el lodo tóxico. “Sobreviví gracias a una viga de la granja a la que me agarré cuando llegó el torrente”, relató Janosné Stumppe, 76 años, que salió del hospital ayer en la mañana, luego de ser tratada por quemaduras en las piernas y la espalda. En el poblado de Kolontar, el alcalde Karoly Tily decretó una jornada de duelo. Entretanto, los habitantes de este pueblo buscaban desesperadamente ayer salvar todo lo que podían entre los escombros de sus casas, devastadas por la marea de lodo.“Al menos, he hallado la urna de mi padre, sus cenizas han quedado preservadas, pero he perdido todo el resto…”, confiaba uno de los habitantes, con un tono sombrío. Su cuñado constató con amargura los daños: “He perdido todo ¿Ve mi habitación? Acababa de renovarla, de gastar más de 5 000 euros”. Su esposa, embarazada de ocho meses, está hospitalizada para curar las quemaduras causadas por el lodo tóxico.
Además del drama humano, el accidente representa una catástrofe ecológica mayor que amenaza la fauna y la flora alrededor del Danubio. La contaminación podría llegar al departamento de Gyor-Moson-Sopron, según un experto citado por la agencia de prensa húngara MTI.
Pero gracias a la lluvia y a los trabajos de limpieza el nivel alcalino del río Marcal están en baja, y el Raab, afluente del Danubio, no debería sufrir daños importantes. La organización ecologista Greenpeace extrajo el martes muestras de agua que revelan “la presencia de plomo, cromo y arsénico”, indicó su portavoz, Marton Vay. Greenpeace espera ahora resultados suplementarios para definir su plan de acción.
Según la portavoz de los servicios de emergencia, las canalizaciones de agua no están amenazados por la contaminación aunque por medida de precaución “está prohibido utilizar los pozos”.
El ejército húngaro reconstruyó en Kolontar un puente que había sido destruido por el aluvión.
Esta infraestructura quedó libre el miércoles para que la población afectada pueda volver a sus casas destruidas y tratar de recuperar lo que fuese posible.