Europa endurece sus requisitos ambientales para importación

La norma europea preocupa en Brasil, entre otras cosas, por el aumento de la deforestación en la Amazonía. Foto: EFE

El Consejo Europeo (los países de la Unión Europea) y el Parlamento Europeo alcanzaron un acuerdo político provisional sobre una nueva norma que garantizará que siete productos claves y sus derivados, colocados en el mercado de la UE, ya no contribuyan a la deforestación y a la degradación forestal en la UE y en otras partes del mundo.

Esos productos son el aceite de palma, ganado, soya, café, cacao, madera y caucho, así como productos derivados, como carne de res, muebles o chocolate.

Cuando las nuevas normas entren en vigor, todas las empresas deberán llevar a cabo una “estricta diligencia debida”, si colocan en el mercado de la UE o exportan de él productos básicos considerados claves en la deforestación mundial, indicaron la Eurocámara y la Comisión Europea en sendos comunicados.

Estos productos básicos se han elegido sobre la base de una evaluación de impacto exhaustiva que los identifica como el principal impulsor de la deforestación debido a la expansión agrícola, aseguró el Ejecutivo comunitario impulsor de esta medida.

Bruselas añadió que este paso ayudará a detener una parte significativa de la deforestación y la degradación forestal a escala mundial lo que, a su vez, reducirá las emisiones de gases de efecto invernadero y la pérdida de biodiversidad.

Aporte medioambiental

El acuerdo llegó a punto para el inicio de la Conferencia sobre Biodiversidad (COP15) en Canadá y que se establece para definir los objetivos de protección de la naturaleza en las próximas décadas.

Sus puntos esenciales pasan por abordar la deforestación independientemente de si es legal o ilegal; estrictos requisitos de trazabilidad que vinculan a los productos básicos con las tierras de cultivo donde se produjeron; y un sistema de evaluación comparativa del país.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estima que 420 millones de hectáreas de bosque, un área más grande que la Unión Europea, se perdieron debido a la deforestación entre 1990 y 2020.

En términos de pérdida neta de área (la diferencia entre el área de bosque talado y nueva superficie de bosques plantados o regenerados), la FAO estima que el mundo perdió alrededor de 178 millones de hectáreas de cubierta forestal en el mismo período de tiempo, que es un área que triplica el tamaño de Francia.

Nuevas normas

El nuevo reglamento establece estrictas normas obligatorias de diligencia debida para las empresas que desean colocar productos relevantes en el mercado de la UE o exportarlos.

Los operadores y comerciantes deberán demostrar que los productos están libres de deforestación (producidos en tierras que no fueron deforestadas después del 31 de diciembre de 2020) y legales (cumplen con todas las leyes pertinentes aplicables vigentes en el país de producción).

Las empresas también deberán recopilar información geográfica precisa sobre las tierras donde se han cultivado los productos básicos que obtienen, de modo que se pueda verificar el cumplimiento de estos productos.

Por su parte, los Estados miembros deben asegurarse de que el incumplimiento de las normas dé lugar a sanciones efectivas y disuasorias.

La lista de productos cubiertos se revisará y actualizará periódicamente, teniendo en cuenta nuevos datos, como los cambios en los patrones de deforestación.

Preocupación brasileña

El anuncio del acuerdo puso en alerta a los productores brasileños, quienes lo ven como una decisión unilateral que busca levantar barreras comerciales.

Aunque las empresas tendrán entre 18 meses y dos años para ajustarse a la norma, después de que esta entre en vigor, expertos y empresarios del sector ya la ven como una traba que puede afectar las exportaciones de Brasil.

Para que operadores brasileños puedan comercializar esos productos en la UE tendrá que comprobarse el origen de los mismos mediante información geográfica precisa sobre las tierras donde se han cultivado.

“Eso va aumentar el costo para exportar y, por ende, se van a afectar las exportaciones brasileñas”, dijo Roberto Rodrigues, coordinador del Centro de Estudios del Agronegocio de la Fundación Getulio Vargas (FGVAgro) y exministro de Agricultura entre 2003 y 2006, en el primer Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.


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