Niños mexicanos han empezado a recibir una nueva “materia” en su programa escolar: cómo ponerse cuerpo a tierra si hay balazos y manejar las emociones en situaciones límite. En Acapulco las autoridades decidieron esta semana colocar en los centros educativos “botones de pánico” conectados con la policía y hacer patrullar por aire y por tierra.
El objetivo es que los maestros atemorizados de 52 planteles vuelvan a clases, después de tres semanas sin asistir porque recibieron extorsiones. Algunas rutas de transporte escolar son vigiladas por patrullas en Ciudad de México, donde la semana pasada un autobús con siete niños del Colegio Merici recibió varios balazos en un supuesto incidente de tránsito. “El chofer y la cuidadora hicieron que los niños se protegieran en el suelo. Después de los tiros, los llevaron directamente con la psicóloga de la escuela para que canalizaran sus emociones”, dijo a dpa bajo anonimato una madre de la escuela, cuyos hijos utilizan también el autobús, pero en otra ruta.
En algunas zonas de la capital se pueden ver autos con guardaespaldas que siguen el trayecto de los transportes amarillos para vigilar a los hijs de sus patrones. Aunque no es un fenómeno generalizado en el país, varios hechos puntuales han generado alarma en los últimos días entre padres, niños y maestros, al punto que el presidente Felipe Calderón tuvo que abordar el tema a finales de agosto durante una entrega de becas escolares. “Sé que están tristes, preocupados, molestos por la violencia que algunos criminales han desatado en contra de los mexicanos”, dijo Calderón, que les aseguró que gobierno estaba haciendo todo para lograr un México en paz.
“Así que quiero pedirles, niñas y niños, que ustedes no se angustien, no se alarmen, porque nosotros y sus papás estamos haciendo nuestra parte y vamos a remediar eso”, afirmó el presidente. Este año se suscitaron distintos incidentes que afectaron a las escuelas, como un tiroteo que lesionó a cuatro personas cuando los padres de familia esperaban la salida de los niños en una escuela primaria de Ciudad Juárez. Antes se habían dado situaciones similares en otros sitios.
El año pasado en Nayarit se adelantaron tres semanas las vacaciones escolares de verano por temor a actos violentos. Y en mayo pasado en Monterrey una maestra de preescolar, que grabó su experiencia en video, se convirtió en heroína durante un tiroteo porque hizo que sus alumnos se acostaran en el suelo y cantaran una canción del dinosaurio Barney para opacar el estruendo de las balas. Un caso extremo se dio en agosto en Veracruz con una ola de informaciones falsas sobre ataques a escuelas que circularon por Internet e hicieron que muchos padres salieran desesperados a retirar a sus hijos. Dos cibernautas fueron detenidos y procesados por “terrorismo y sabotaje” acusados de haber iniciado los rumores por Facebook y Twitter. Ambos siguen encarcelados, pese a que organizaciones civiles condenaron la reacción de las autoridades por desproporcionada.
Después del incidente del autobús, la directora del Colegio Merici, Adriana Benavides, pidió a los padres en un comunicado “mantener la calma especialmente durante las conversaciones con sus hijos”. En la escuela, agregó, “estamos organizando ejercicios de manejo de emociones adecuadas a cada nivel escolar”.