El Mandatario y su familia ocupan en la capital Ankara un palacio. Foto: EFE
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, que hace pocos días sobrevivió a un intento de golpe de Estado protagonizado por sectores militares, al parecer, adora los lujos.
Un ejemplo de ello es el palacio que el Mandatario y su familia ocupan en la capital Ankara. Los aposentos presidenciales, que disponen de 1 000 habitaciones, costaron unos USD 656 millones, conforme publica el diario brasileño O Globo.
La ostentación del nuevo palacio presidencial de Turquía contrasta con la realidad que viven a diario millones de personas, en un país con 79,5 millones de habitantes y 783 562 km² de superficie.
Pero, según ha dicho el Presidente de 62 años- quien proviene de una familia muy humilde de un barrio pobre de Estambul– una mansión así, de enormes dimensiones, sirve para demostrar el lugar que su país ocupa en el escenario mundial.
No obstante, al igual que casi todas las gestiones que ha emprendido Erdogan, la construcción de la residencia estuvo rodeada por la polémica. ¿Por qué? Se levantó en el 2014 en un área forestal protegida, a pesar de una orden judicial que impedía el inicio de las obras.
¿Qué más existe en el complejo presidencial? Hay una casa que se ha bautizado como el ‘Palacio blanco’ y que se ha convertido en la residencia oficial del Jefe de Estado y de su esposa, Emine Erdogan, de 60 años. Solo por el tapiz de esa vivienda se pagó más de USD 9 millones, según ha publicado el periódico Daily Mail.
Durante la abortada asonada militar, el ‘Palacio blanco’ fue el objetivo de bombardeos y hasta ahora se desconoce el monto de los daños.
Pero el enorme costo del palacio presidencial no es lo único que llama la atención. Hay otros gastos, igualmente exorbitantes, en particular este: muy famosa por sus viajes de compras costosas a Europa, a la Primera Dama se le antoja, por ejemplo, destinar miles de dólares para proveerse de té.
Adicionalmente, todavía se recuerdan dos episodios protagonizados, igualmente en el Viejo Continente, por Emine Erdogan. Uno, en una ocasión exigió el cierre de un centro comercial en Bruselas, la capital de Bélgica, para no ser molestada por los demás clientes. Y dos: canceló alrededor de USD 48 000 en un mercadillo de antigüedades en Polonia.
Los lujos y la ostentación de la familia presidencial, sin embargo, dibujan un claro contraste en un país en el cual dos de cada tres niños viven en condición de pobreza, según lo revela un trabajo adelantado por el Centro de Investigación Económica de la Universidad de Bahcesehir. Esta es una institución prestigiosa del Estado otomano.
Erdoga, quien salió muy fortalecido del golpe de Estado, y su esposa podrán seguir disfrutando por mucho más tiempo de las mieles del poder, de los privilegios y de su ‘Palacio blanco’, que evoca a los complejos construidos por aristócratas y familias reales de la vieja Europa.