Washington y La Habana volverán a conversar antes de reabrir las embajadas. Foto: Adalberto Roque/ AFP
Estados Unidos y Cuba no fijaron ayer una fecha para normalizar sus relaciones y reabrir embajadas, en sus primeras conversaciones de alto nivel en 35 años en La Habana. ¿La razón?, persisten “diferencias profundas”, pero volverán a dialogar próximamente.
“No puedo decirles cuándo exactamente ocurrirá” (la reapertura de embajadas), dijo la jefa de la delegación estadounidense, Roberta Jacobson, al término de una reunión de cuatro horas con la delegación cubana, encabezada por Josefina Vidal, cinco semanas después de la histórica reconciliación anunciada por los presidentes Barack Obama y Raúl Castro.
“Lo haremos tan rápidamente como podamos resolver todos los asuntos funcionales que necesitamos tratar”, expresó Jacobson. Ella reconoció que todavía existen “diferencias profundas” en diversos temas.
“El establecimiento de relaciones diplomáticas y la apertura de embajadas son solo una parte de una normalización de relaciones más amplia”, añadió la subsecretaria de Estado para el Hemisferio Occidental.
Destacó empero que esta “primera ronda de conversaciones ha sido un diálogo positivo y constructivo”.
“Debemos reunirnos próximamente. Tenemos que acordar entre ambas partes la fecha”, explicó por su lado Vidal, directora general para Asuntos de Estados Unidos del Ministerio de Exteriores de La Habana. Según la diplomática cubana, ambos países tampoco saben si tendrán que celebrarse más encuentros tras la próxima cita. En La Habana se especulaba con que la próxima ronda de conversaciones puede celebrarse en Washington.
Jacobson también subrayó que la normalización diplomática será un proceso “largo y complejo”, más allá de la reapertura de embajadas.
En su comparecencia ante los medios, las delegaciones hablaron al margen también de las “profundas” diferencias que existen entre sus dos países, después de décadas de rivalidad ideológica. La situación de los derechos humanos es de interés central para su gobierno, aseguró Jacobson.
“Tenemos diferencias en esta materia (de derechos humanos), profundas diferencias con el gobierno cubano y eso fue parte de nuestra discusión”, indicó Jacobson. “Hemos sido muy claros en que vamos a seguir trayendo a colación ese tema (…) y como apuntó el presidente (Barack Obama), queremos asegurarnos de tratar este tema directamente con el Gobierno cubano”, afirmó.
Pero Vidal negó la versión. Afirmó que “este tema todavía no ha sido abordado durante las discusiones”.
La representante cubana enfatizó que espera que las nuevas relaciones diplomáticas respeten la “igualdad soberana” y “la autodeterminación nacional”.
“Para Cuba esto significa el respeto recíproco al sistema político, económico y social de ambos Estados y evitar cualquier forma de injerencia en los asuntos internos”, dijo Vidal. “Nadie puede pretender que para mejorar las relaciones, Cuba renunciará a sus principios”, agregó.
La situación de los derechos humanos en la isla socialista es tradicionalmente uno de los temas más espinosos en ese contexto. El castrismo ha descartado en varias ocasiones reformas políticas al sistema de partido único que rige la isla desde hace más de medio siglo.
Puntos por negociar
La jefa del equipo cubano indicó que uno de los primeros pasos para iniciar la apertura de embajadas será anular el acuerdo por el que ambos países crearon sus respectivas secciones de intereses en Washington y La Habana en 1977, e informar al Gobierno de Suiza, ya que esas oficinas están bajo la protección de ese país.
Vidal también recordó los viejos reclamos de su país a Estados Unidos y advirtió que para normalizar sus relaciones es “esencial” que se elimine el bloqueo sobre la isla y que Cuba salga de la lista de países patrocinadores del terrorismo.
El jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, había anticipado la víspera que los dos países tenían mucho que negociar todavía antes de normalizar sus relaciones, rotas en 1961.
“Cuando sea el momento y sea apropiado, tendré mucho interés en viajar a Cuba para abrir formalmente una embajada y avanzar” en nuestros vínculos, dijo Kerry.
Según Kerry, algunos puntos a negociar son el levantamiento de las restricciones a los diplomáticos estadounidenses para viajar por la isla, “permitir envíos sin obstáculos a nuestro equipo en orden de poder funcionar de forma correcta”, así como permitir libre acceso a la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana (SINA), lo que Washington también garantizaría a la representación cubana en EE.UU.
Medio centenar de diplomáticos tiene la SINA, situada en el emblemático Malecón de La Habana, que ha sido escenario de provocaciones por décadas, orquestadas desde ambos lados de sus rejas.
Otros temas pendientes, que no fueron tratados ahora, son la base estadounidense de Guantánamo y las propiedades norteamericanas nacionalizadas en los años 60 por Fidel Castro, ahora de 88 años.