Desmantelan en España una red de prostitución de menores, entre las que había una joven ecuatoriana

La policía española ha desmantelado una red de prostitución que ofrecía "en la carta" a sus clientes más de 400 mujeres, entre ellas menores, en un operativo en el que fueron detenidas 29 personas, informó este miércoles, 21 de enero de 2015,el Ministerio del Interior.

Esta organización “captaba a jóvenes, de entre 14 y 17 años, en un colegio, discotecas de la región de Murcia, o bien a través de anuncios de Internet, para que se prostituyeran en pisos de alterne y a domicilio”, explicó el ministerio en un comunicado. Durante la operación se ha podido identificar y rescatar a 12 menores, precisó la misma fuente.

Entre los detenidos, figuran "las tres máximas responsables de la organización y demandantes de servicios sexuales que solicitaron expresamente a menores de edad".

Le red había elaborado un “book” fotográfico ofreciendo más de 400 mujeres españolas y de otras nacionales, añadió el Ministerio.

La investigación comenzó en septiembre de 2014 tras la desaparición de una joven de 17 años de nacionalidad ecuatoriana. Los padres señalaron a la policía que, antes de su desaparición, su hija empezó a llevar un alto nivel de vida sin que le conocieran ningún tipo de trabajo.

Los investigadores pudieron localizar a la menor en un apartamento donde vivía una pareja y otras menores explotadas por los propietarios del piso.

Las cabecillas de la organización eran tres mujeres, ayudadas por las parejas de dos de ellas. Cada una tenía un piso donde prostituían a las jóvenes. Se comunicaban por medio de redes sociales o de mensajería.

Captaban a jóvenes que ponían anuncios buscando trabajo como camareras, para cuidar niños o ancianos o de limpieza, convenciéndolas para que trabajaran como masajistas.

Para engañar a los padres o tutores de las jóvenes, las cabecillas aseguraban que las necesitaban para cuidar a sus niños. Unos conductores se encargaban de llevar a las víctimas a los clientes pedófilos.

El ministerio concluye que "aunque cada explotadora sexual tenía sus 'chicas' y su cartera de clientes, existía un intercambio habitual en ambos sentidos" en función de la demanda específica de los clientes.