Las potencias mundiales han resaltado el acuerdo nuclear con Irán, por los logros diplomáticos, seguridad y venta del petróleo. Foto: AFP
El histórico acuerdo nuclear entre Irán y seis potencias mundiales deja, a priori, una serie de aristas para analizar qué ganó cada una de las partes en la negociación y qué consecuencias se pueden esperar en el futuro inmediato.
Irán
A cambio de la eliminación de su programa nuclear, el régimen de la República Islámica obtiene la eliminación de las sanciones internacionales, que asfixiaban la economía del país, y un incremento gradual de las exportaciones de petróleo. El levantamiento de los castigos dependerá de los resultados de las verificaciones que lleve a cabo la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA, por sus siglas en inglés).
Países de la región ven con recelo el acuerdo, ya que Irán está involucrado de una manera u otra en los conflictos que incendian Oriente Próximo, como la guerra contra los yihadistas de Estado Islámico, el que enfrenta a los palestinos con Israel y la guerra civil en Siria.
Teherán apoya política y logísticamente a Hizbolá, organización político militar con raíces en el Líbano y que ha combatido a Israel desde la intervención del Estado hebreo en la guerra civil libanesa en 1982. También tiene presencia en el conflicto de Yemen, en el que apoya a los rebeldes chiíes hutíes en contra del gobierno suní.
Además, y de forma independiente a las coaliciones lideradas por Estados Unidos en Siria e Irak, combate al Estado Islámico con tropas y armamento propio.
Estados Unidos
El desarme nuclear de Irán es una victoria política para Washington en tanto que logra que un enemigo histórico desde la Revolución Islámica de 1979 no obtenga el poder necesario para desequilibrar aún más la delicada telaraña geopolítica que ha logrado tejer en la región.
En el entendido de que un Irán nuclear es una amenaza real para Israel, el aliado político más cercano de EE.UU. en la región, el acuerdo se puede ver como un éxito, aunque así no lo vean Benjamin Netanyahu y su gobierno.
Rusia
En la lista de deberes para inscribir de nuevo el nombre de Rusia entre los grandes actores mundiales, el acuerdo es un aprobado con honores. Moscú se erige en un guardián de los intereses iraníes en caso de que el desarme suponga para Teherán una vulnerabilidad frente a su vecindad y occidente.
Al ‘apadrinar’ a Irán, Rusia también tenderá a quitarse de encima presiones por otras coyunturas como su intervención directa o indirecta en el conflicto en el este de Ucrania.
China
El régimen de Xi Jinping también se asegura un lugar de preeminencia y, muy seguramente, será uno de los beneficiados más directos de la liberación de las ventas iraníes de petróleo.
El gigante chino busca por todo el planeta fuentes de hidrocarburos para mantener a tope su aparato productivo y así hacerse amigos en los ‘patios traseros’ de Rusia y Estados Unidos.
Francia
El gobierno de Françoise Hollande está haciendo un esfuerzo enorme por ser un actor determinante en la escena internacional, tal como lo demuestra su activo papel en pro de alcanzar una tregua en el conflicto del este ucraniano.
En las conversaciones, ha sido Francia, a través de su ministro de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, el que más se ha mostrado dispuesto a supervisar, junto con la AIEA, que Irán cumpla con lo establecido para que se eliminen las sanciones económicas internacionales.
Reino Unido
Para Londres, el acuerdo es como una especie de regreso a una región que atendía en el pasado a sus intereses imperiales. Irán era para Londres una importante fuente de hidrocarburos hasta la Revolución Islámica de 1979, cuando se cortaron todos los nexos diplomáticos.
Alemania
Más que un invitado a la negociación, Alemania se convirtió en un actor importante en la decisión iraní de aceptar las condiciones de las potencias.
La banca alemana tiene retenidos miles de millones de dólares y euros pertenecientes a la República Islámica, pero que no han podido ser repatriados por causa de las sanciones. Una vez eliminadas, tras la verificación de la cooperación de Teherán por parte de la AIEA, estos fondos serán liberados.
Israel
Es el único país que se ha opuesto de forma tajante al acuerdo y se considera gravemente perjudicado. Los acercamientos entre Irán y Estados Unidos han sido tan muy mal vistos por Benjamin Netanyahu, al punto de llegar a resquebrajar de forma considerable una relación que se creía muy firme.
Netanyahu no ha desaprovechado oportunidad alguna para criticar la negociación con Irán. Su alegato consiste en que la República Islámica, sin sanciones, tendrá todo el aguante económico para armarse y atacar a Israel, a pesar de todas las garantías brindadas por el grupo 5+1.