La Agencia de Noticias Amaq, un servicio en línea afiliado con el Estado Islámico ( SE ), supuestamente muestra una imagen del Mohammad de Daleel , quien sería el sirio solicitante de asilo que detonó una bomba cerca de un festival de música en la ciudad alemana de Ansbach. Foto: AFP
El terrorista suicida de Ansbach (sur de Alemania) se presentó como pacifista al pedir asilo el 21 de 2014 cuando dijo a las autoridades alemanas, según actas a las que han tenido acceso algunos medios locales, que había salido de Siria porque no quería empuñar las armas contra otros seres humanos.
El terrorista, que según las actas es Mohammed Daleel, procede de Alepo, una de las ciudades más afectadas por la guerra en Siria, donde fue al colegio y estudió un año de derecho a la vez que trabajaba en la fábrica de jabones de su padre.
“Un misil hizo impacto contra nuestra casa y resulté herido y me llevaron a Turquía”, dijo Daleel a las autoridades alemanas.
Luego pudo regresar a Siria -un primer intento por llegar a Europa no tuvo éxito- y, según aseguró al pedir asilo, fue varias veces detenido tanto por las fuerzas del régimen de Bachar Al Asad como por militantes de Al Qaeda.
“Tengo miedo a la muerte y a la humillación. No quiero usar armas contra otra gente. Tengo miedo de volver a Siria porque podría convertirme en un asesino”, dijo a las autoridades alemanas cuando solicitó el asilo.
Su mujer y sus hijos, según dijo en el interrogatorio, murieron en la guerra y sus padres están en prisión por haber participado en manifestaciones contra el gobierno.
En la autopsia que se le practicó tras morir en el atentado, los médicos forenses encontraron rastros de lesiones de guerra.
El 16 de julio de 2013 Daleel dejó Siria camino a Turquía desde donde, con la ayuda de una banda de traficantes, siguió hacia Bulgaria. “Allí tuve que presentar una solicitud de asilo”, dijo.
En Bulgaria, según aseguró, estuvo dos meses en la cárcel, fue golpeado por las autoridades y no recibió atención médica pese a que todavía tenía esquirlas en el cuerpo.
El 17 de abril tomó un vuelo que le llevó de Sofia a Viena, desde donde viajó a Múnich.
Tras solicitar asilo en Alemania, las autoridades detectaron que había una primera solicitud en Bulgaria y se determinó que debía ser devuelto a ese país.
No obstante, la orden de expulsión no pudo ser ejecutada por una lesión de rodilla que no había sido debidamente tratada cuando Daleel estaba en Bulgaria.
El diputado Harald Weinberg, del partido La Izquierda, pidió en en ese momento que se aplazase la expulsión hasta que la lesión fuera curada.
“A partir de lo que yo sabia en ese momento volvería a hacer lo mismo”, dijo Weinberg en declaraciones que publica hoy el diario “Bild”.
Más tarde, un segundo intento de expulsión a Bulgaria volvió a fracasar por dos intentos de suicidio y se le dio el estatus de “tolerado”.
No obstante, este estatus le fue retirado posteriormente y el 13 de julio de 2016 se le dio un plazo de 30 días para viajar a Bulgaria.
En los últimos días, según declaraciones de testigos, Daleel hablaba mucho de su inminente expulsión y de que “tenía que hacer algo”.