César A. Sosa. Editor Negocios
La red de empresas estatales está en proceso de consolidación, así como la radicalización del modelo económico del Gobierno, que busca un mayor control de las áreas estratégicas de la economía: petróleo, telecomunicaciones, electricidad, pero también en nuevos sectores como la banca pública, el comercio de banano, la minería, las medicinas, los medios de comunicación.
El Gobierno decidió que el Estado es el mejor regulador del mercado, lo cual implica crear competencia estatal donde existan oligopolios. La comercialización del banano es un ejemplo. En lugar de incentivar la entrada de más actores al mercado, a través de una Ley de Competencia, el Régimen prefirió crear una empresa pública que comercialice la fruta. Algo parecido sucederá en el sector farmacéutico, minero, financiero, etc. Y bajo esa lógica deberá crear empresas públicas en la industrialización de lácteos, azúcar, sal, etc. El Gobierno no cree en el mercado y prefiere que la competencia venga del propio Estado.
En la Ley de Empresas Públicas, el régimen especial de contratación parte de que las alianzas con empresas estatales son buenas per se, pues no exige un concurso cuando estas suscriban alianzas estratégicas con estatales de otros países. Si se trata de alianzas con firmas privadas, el socio se escogerá por concurso.