Marco Arauz Ortega dijo adiós este martes 29 de junio del 2021 a sus colaboradores, al dejar la Dirección de EL COMERCIO. Evocó su trayectoria y agradeció a todo el equipo por el trabajo colaborativo.
Varios de ellos le agradecieron por su aporte a esta casa editorial durante 29 años. Un extracto de su mensaje:
“Cuando tuve la oportunidad de llegar acá, en junio de 1992, traía la experiencia de haber trabajado 10 años en el diario Hoy, desde su fundación; algunos de sus editores y periodistas se animaron a venir conmigo, a probar suerte en una empresa en la que había muchas ganas de cambiar y una gran calidad humana.
Porque los valores periodísticos y éticos de Guadalupe Mantilla y, sobre todo, su voluntad de innovación han mantenido a este Diario como referente nacional y regional.
Sin temor a equivocarme, puedo decir que EL COMERCIO ha sido escuela de periodismo multimedia y de datos, de fotoperiodismo, diseño, infografía, entre otras actividades afines a la comunicación, lo cual ha sido de beneficio para todo el periodismo.
Hace nueve años, por ejemplo, iniciamos formalmente la Redacción Integrada Multimedia que, entre otros resultados, permitió a elcomercio.com ubicarse como el primer sitio de noticias del país. Me enorgullezco de haber dado mi aporte y de contar en el camino con colegas y periodistas que perseveran en el oficio dentro y fuera de esta casa editorial.
EL COMERCIO en estos años, al igual que a lo largo de su historia y la del país, ha tenido que sortear momentos duros y lo ha hecho con sentido de comunidad y sobre todo con periodismo.
El conflicto con el Perú y su solución; grave inestabilidad política o, en el otro extremo, perennización en el poder; crisis económicas, feriado bancario, migración; fenómenos telúricos, todo se ha reflejado con perspectiva y análisis.
También, este Diario ha tenido que sobrellevar pérdidas irreparables como la de nuestro equipo secuestrado en Mataje, adonde ingresó, igual que otros periodistas, con permiso de las autoridades, para cumplir con la tarea de informar.
Su asesinato en territorio colombiano descorrió totalmente el velo de lo que el poder sabía y no dijo, y que ahora vemos reflejado cotidianamente en cárceles y ciudades como parte de la ‘nueva normalidad’. No ha habido justicia ni para ellos ni para sus familias ni para el periodismo.
En mi carrera en el Diario he tenido momentos gratos y de los otros; las jefaturas conllevan la esclavitud de la responsabilidad y hay batallas internas propias de una empresa que no descansa y que cotidianamente se juega su credibilidad y compite en el mercado.
“Porque -y cito a Max de Pree- si bien la primera responsabilidad de un jefe es definir la realidad y cambiarla y la última es dar las gracias, entre esos dos momentos quien hace de líder es un sirviente”.
Si en Hoy hice mi aprendizaje desde la redactoría hasta la editoría, en EL COMERCIO asumí responsabilidades más complicadas. Para hablar solo de la última etapa, en septiembre del 2013 Fabrizio Acquaviva, ya propietario de la mayoría de acciones de la empresa, me pidió que me encargara de la Dirección Adjunta. Meses después la vendió. Consideró que era la mejor decisión para preservar su continuidad.
Carlos Mantilla, quien llegó en el 2014 a la Presidencia Ejecutiva y Dirección General, me pidió que lo acompañara. Lo hice, como lo dije entonces ante ustedes, con la convicción de que había que mantener y potenciar este espacio.
Él se fue hace unos meses y asumí la Dirección con optimismo. No estaba empapado de las dificultades ahondadas por la pandemia y me dispuse a trabajar con las jefaturas locales y externas para evitar que la crisis nos arrebate talentos, manos y oportunidades.
Junto a un necesario alineamiento entre áreas, es imprescindible innovar e invertir. Porque si uno se dedica solamente a apagar incendios, puede quemarse en el camino.
Entre las misiones que me dejaron una marca imborrable estuvo la organización de los actos por los 100 años de EL COMERCIO en el 2006… Casi pasó inadvertido por el covid, pero el 1 de enero último, este matutino cumplió 115 años.
29 años a su servicio son apenas la cuarta parte de esa cifra, pero suficientes para aprender su significado para la colectividad y la importancia de la libre expresión. Es lo que me llevo de aquí, en este momento de hacer una pausa y buscar nuevos retos. Cuando se tienen los valores claros, las decisiones son más fáciles.
Deseo que pasen los momentos difíciles y se recupere, por ejemplo, Justicia Infinita, creada hace casi dos décadas para reírse del poder. La pandemia la puso en cuarentena pero espero que su convalecencia y la de esta gran casa editorial lleguen pronto.
He logrado aprender con ustedes y, si bien soy de aquellos que se autoexigen y exigen en busca de logros, sé que me perdonarán ese y otros errores. Aquí aprendí a trabajar en equipo y a valorar a sus miembros. Cuenten conmigo como yo cuento con ustedes. Seguimos juntos en el difícil pero noble camino del periodismo”.