Un manifestante da una patada a una granada de gas lacrimógeno durante unos enfrentamientos con la policía en Beirut, Líbano, durante la madrugada de este lunes 16 de diciembre del 2019. Foto: EFE
Líbano es escenario desde hace dos meses de un movimiento contestatario sin precedentes que se ha saldado, por el momento, con la dimisión del Primer ministro, Saad Hariri, pero que continúa reclamando la partida de toda la clase política, considerada corrupta e incapaz de poner fin a la crisis económica.
A continuación, sus principales etapas:
El impuesto WhatsApp
El 17 de octubre, el gobierno anuncia una tasa a las llamadas efectuadas vía WhatsApp. Este impuesto extra en un país con la economía exhausta hace estallar la cólera de los libaneses.
“El pueblo reclama la caída del régimen”, gritan los manifestantes mientras queman neumáticos y cortan las calles en varias ciudades del país.
El gobierno renuncia poco después a aplicar la tasa, pero miles de personas de todos los rincones de Líbano continúan manifestándose.
Barricadas
El 18, escuelas, universidades, bancos e instituciones públicas cierran.
En Beirut, fuerzas del orden intervienen empleando gases lacrimógenos para dispersar a la multitud. Decenas de personas son arrestadas.
Al día siguiente, decenas de miles de libaneses se reúnen en Beirut, Trípoli (norte) , Tiro (sur) y Baalbeck (este) . Muchas carreteras principales son bloquedas con barricadas.
El jefe del partido de las Fuerzas Libanesas, Samir Geagea, anuncia la dimisión de sus cuatro ministros.
Pero el eslogan “Todos quiere decir todos” pronto empieza a ser coreado por los manifestantes, en alusión al conjunto de la clase política, prácticamente la misma desde hace décadas.
El 20, la movilización culmina con centenares de miles de manifestantes.
El 25, tienen lugar en Beirut disturbios entre manifestantes y partidarios del movimiento chiita Hezbolá, enfurecidos por los eslóganes dirigidos a su líder, Hassan Nasrallah. Escenas similares ocurren en Nabatiyé y Tiro (sur) .
Hariri dimite
El 29 se dan nuevos enfrentamientos en Beirut, donde decenas de asaltantes destruyen las tiendas de los manifestantes.
Saad Hariri y su gobierno dimiten, provocando escenas de júbilo. Pese a su salida, Hariri es el encargado de despachar los asuntos ordinarios hasta la formación de un nuevo gobierno.
El 31, escuelas y universidades retoman las clases, pero centenares de manifestantes vuelven a ocupar grandes arterias para reclamar una renovación completa de la clase política.
El 3 de noviembre, varios miles de personas invaden las calles de Beirut y otras ciudades, horas después de una movilización masiva de partidarios del presidente Michel Aoun.
En los días que siguen, se bloquean administraciones públicas y se cierran gasolineras. Los libaneses colapsan los supermercados, lamentando la subida de precios y la escasez de productos.
El 12, el presidente Aoun propone un gobierno integrado por expertos y representantes de los partidos, pero la ciudadanía reclama un gabinete formado exclusivamente por tecnócratas independientes.
“Si en el seno del Estado no hay nadie que les convenza, que emigren”, lanza Aoun, atizando la cólera.
Un hombre es asesinado al sur de Beirut, segunda víctima mortal relacionada con el movimiento desde la muerte de un joven al inicio de las protestas.
El 19, Michel Aoun dice estar abierto a la idea de un gabinete que incluya a miembros del movimiento contestatario.
No hay ayuda sin reformas
El 11 de diciembre, los principales apoyos internacionales de Líbano, reunidos en París, supeditan toda ayuda financiera a la puesta en marcha de un gobierno “eficaz y creíble”, que emprenda reformas “de urgencia” .
Saad Hariri solicita al día siguiente la ayuda del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.
La situación económica, de por sí muy precaria, se agudiza con restricciones bancarias y falta de liquidez.
Disturbios
El 14, decenas de personas resultan heridas en los disturbios de Beirut, entre los más violentos desde el inicio de las protestas en que las fuerzas de seguridad emplean el lanzamiento de balas de goma.
Al día siguiente, nuevos episodios de violencias nocturnas entre manifestantes y policías, cerca del Parlamento, dejan decenas de heridos.
El 16, la designación de un nuevo primer ministro se aplaza por segunda vez en una semana.