Carlos Escobar Manzano
Reciba un saludo por el aniversario 104 de EL COMERCIO.
Soy un ciudadano que realiza permanente lectura de su Diario; un poco abstrayéndome de tanta y tanta fraseología en contra y a favor del Régimen, me dirijo a través de su medio a todos quienes puedan leer lo que al fin puedo describir.
Personalmente defiendo el Proyecto Nacional por sobre tanta ironía de muchos que no dan soluciones y satanizan cualquier logro, que por más pequeño que sea, vaya a favor de los sectores más vulnerables de nuestra Patria.
Ahora entendemos por qué se habla tanto del Gobierno. Parecen dolidos porque ya no hay, al menos por ahora, los feriados bancarios, los préstamos vinculados y las transitorias para salvar a la banca irresponsable.
Ahora que entre malo o bueno que parezca se observa por lo menos una intervención sobre la educación, salud, vialidad etc., pero, palo porque bogas y palo porque no bogas… ¿Hasta cuándo?
Yo, personalmente, no creo en la ‘ley mordaza’, pero creo en la verdad poniéndola como manifiesto de comprobación en los hechos.
Hace apenas un momento, en una emisora radial de Ambato, personalmente me aplicaron esa famosa ley.
Por conveniencia o no de su propietario, me cortó la intervención porque iba a replicar, con respeto y solidez, a dos señores que estaban en su radio.
Ante eso me pregunto si es correcto y de qué ‘libertad de expresión’ nos quejamos y hablamos, cuando desde los propios medios se ejerce ‘la mordaza’.
Ruego a ustedes decirme si lo que yo describo tiene o no razón, porque en bien de un mejor país debemos iniciar un proceso para que la información sea una herramienta en la que los valores humanos como la honestidad, la verdad, el honor, la dignidad, la solidaridad comiencen a fraguarse y tengan un cimiento como base de un Ecuador grande.
El caso Yasuní (I)
Con gran contrariedad y pena he sido testigo de la separación del Gobierno de cuatro personajes que poseen méritos para aportar con suficiencia.
Parecería que el Gobierno se rige con las mismas actitudes que sus antecesores. No es entendible que no se hayan tomado la molestia de discutir los probables problemas o errores en que la Comisión podría haber incurrido.
Denostar públicamente a valiosos colaboradores no es el camino. Quizá la impulsividad, la información interesada y la falta de diálogo han sido los detonantes de este resultado.
El país ha perdido tiempo y prestigio y el planteamiento tendrá dificultades. Solo habrá que ponerse en los zapatos de los probables donantes para vislumbrar el resultado. Auguro fracasos si continúan existiendo decisiones de esa laya.
Kléver Medina Alvarado
El caso Yasuní (II)
Parece haber dos tipos de personas: aquellas que entienden el problema de la ecología y aquellas que no.
A las primeras no es necesario explicar: lo sienten. Para las segundas, en relación a Yasuní, quiero proponer una visión utilitaria del tema.
El petróleo se acaba, su precio puede caer, se crean energías alternativas, eólicas, hidráulicas, en el futuro se presenta como un bien sustituible.
Los pajaritos, las mariposas, los árboles, el aire y el agua no se acaban, si se los cuida se reproducen. El uso del aire y el agua no se termina, su demanda es creciente, son bienes en vías de extinción, por tanto, su precio irá para arriba y en el futuro podremos vender estos bienes a precio de oro. El turismo ecológico es cada vez más apreciado. Ecuador es un destino clave para los ‘birdwatchers’, porque tiene mayor número de especies por metro cuadrado.
Si no creemos en conservar nuestra biodiversidad, dejemos el petróleo del Yasuní bajo tierra como el mejor negocio.
Lucía Ponce C.