Carlos Salvador G.
Paradójica la argumentación del Sr. John Encalada (carta publicada el pasado jueves 11 de junio), pues por una parte consigna: “Los periodistas y medios califican y juzgan sin haberse comprobado los hechos y en base a supuestos o intereses que no conocemos”, y por otra parte afirma que son “muchos más los que están en contra de la libertad de expresión”.
Cómo tiene la seguridad de que son más los partidarios del monopolio estatal de expresión, ¿hay una encuesta fiable al respecto o se basa en el 52% que obtuvo Alianza País en las elecciones presidenciales?
En este caso, ¿cómo puede asegurar que todos los votantes de ese 52% están contra la libertad de expresión?
Y, ¿qué pasa con los votos nulos y en blanco? Evidentemente, una posición prejuiciada y dogmática.
En otro párrafo opina que los programas de TV ecuatoriana son mediocres, verdad indiscutible, pero la gran mayoría de países del mundo no la tiene de mejor calidad.
O será que el Sr. Encalada quiere que sea como Cuba, en la cual los pocos cubanos que tienen la suerte de poseer un televisor se ven obligados a ‘disfrutar’ de la atosigante propaganda gubernamental en programas de una falta de imaginación y variedad increíbles.
Pero qué van a hacer si no tienen otra alternativa?
Y hablando de alternativas, ¿qué o quién obliga al Sr. Encalada a ver Teleamazonas si hay decenas de otros canales (incluyendo tres estatales), o comprar El Universo si también hay decenas de otros periódicos, (incluyendo El Telégrafo, que además se distribuye gratuitamente y financiado por todos los ecuatorianos).
Democracia es la posibilidad de elegir libremente y no verse constreñido a aceptar la única opción omnipotente.