Jóvenes músicos de la Asociación Juvenil Crazy Soul VP de Carapungo . Foto: Patricio Terán A. / EL COMERCIO
Visten calentadores ‘swag’ de estilo rapero. Llevan gorras y camisetas holgadas. Son efusivos y defienden sus raíces afroecuatorianas, que están bien fijadas en el asfalto de Carapungo, una ciudad satélite de más de 80 000 habitantes, en el extremo norte de Quito.
Se ven canchas de fútbol; en las fachadas abundan los grafitis y los mensajes cifrados (nombres, corazones rotos, rostros, palabras sueltas).
Carapungo no se queda quieta ni en el día ni en la noche. Hay negocios de toda clase. Este es el territorio de la Asociación de Hip Hop Crazy Soul VP, que abrió un camino en la música urbana desde el 2009.
El Ministerio de Cultura les dio USD 10 000 de los fondos concursables,invirtieron USD 8 000 en la compra de una consola de 12 canales en la que, con la ayuda de un programa ‘inbox’, graban sus canciones de letras fuertes y ritmos frenéticos.
Una casa esquinera de dos plantas, sencilla y cálida, es la sede del grupo. Se encuentra en las calles Juan de Dios Martínez y Francisco Robles.
En el primer piso –al que llaman ‘el galpón’– practican los bailes desde el hip hop, rap, reggae, hasta salsa. El piso dos es el de grabación. Allí, David Lara, estudiante de Derecho de la Universidad Central, define al grupo como emprendedor y apegado a la economía popular y solidaria.
Lara, un afroecuatoriano de 28 años, es uno de los líderes. Dice que la perseverancia es su aliada en este difícil camino de fijar una huella propia en los ritmos urbanos juveniles y de reivindicar la cultura afro, rica en tradiciones, leyendas, y con una lucha por mantener su ser, que se remonta a la Colonia.
En Carapungo viven migrantes de varias latitudes del país (Guayas, Manabí, Loja, Cañar, Esmeraldas e Imbabura) y nuevos inquilinos, colombianos y cubanos.
Los padres de la mayoría de los chicos de Hip Hop Crazy Soul VP migraron del valle del Chota en Imbabura, Piquiucho, en Carchi, y de otras poblaciones del norte. Este proceso comenzó hace 33 años.
Olguita Santa Cruz, la madre de David Lara, llegó del Chota, al igual que su padre, quien falleció hace 14 años de diabetes.
Lara recuerda que en la adolescencia tuvo el suficiente apoyo de la madre y de dos hermanos mayores, dos ingenieros que trabajan en el sector público, para no caer en las pandillas.
Los padres de otros jóvenes vinieron de Esmeraldas y de Manabí.
Afrostilo, del mismo grupo, es el otro proyecto que se abre paso en el diseño y la moda. Es un negocio de confección de prendas de vestir, en especial camisetas estampadas con los rostros de personalidades.
Una tienda de la Foch y Amazonas les ayuda a vender los productos. Afrostilo nació el 2013 y ganó un concurso, organizado por la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE), sobre ideas innovadoras de negocios.
Lara, de gorra y camisetas blancas, calentador ‘swag’, subraya que no es un secreto que en Carapungo existen pandillas que generan violencia.
“Muchos jóvenes consumen droga y alcohol, por eso propiciamos una cultura de paz y antirracista; también se han quedado con abuelos y tíos, ya que los padres emigraron a EE.UU. y España, a ellos les invitamos a que vengan a crear y crecer con nosotros”.
Le escucha Santiago Mena, un ‘todólogo’, como se identifica, que ha hecho de todo: pintor, albañil y bodeguero. Hoy maneja el equipo de grabación con la ayuda de Gary Mora, quien estudia Producción Musical en la UDLA.
Una computadora LG de 4 gigas es la otra herramienta. Pero el ‘inbox’ es la caja mágica, es el modulador de voces, que reproduce un CPU, cuya licencia fue adquirida en Piwi, una disquera que apoyó a Crazy, integrado por 25 chicos de entre 17 y 33 años. Son estudiantes, soldadores, pintores y obreros. Hay ocho chicas.
Con un software que reproduce los sonidos de guitarras, sintetizadores y otros instrumentos, Crazy grabó su primer disco, ya subido a las redes sociales: youtube/crazysoulrap.com y Facebookcrazysoulrecords.
Son 12 canciones: El barrio, Quién quiere jugar a matar; El estilo criminal contraataca…
Los seis artistas de Crazy se alistan, para el 25 de octubre, ir a la sexta edición de Crazy Fest No al racismo No a la violencia, en el Teatro de la Facultad de Artes de la Universidad Central.
El invitado de honor: Movimiento Original, de Chile (hip hop), y alternarán los nacionales: Real Ranssta (Ibarra), Crazy Soul Rap, y XXL-Napo.