Siempre ha dicho que es inocente y que no ha ido ni a la esquina con el ‘vengativo’ José Conceição Santos, quien soltó la lengua en Brasil y contó de modo muy colaborativo cómo Odebrecht pagaba las coimas. Pero el vicepresidente Jorge Glas, después de perder la batalla política con el presi Moreno, no pudo convencer a los magistrados.
Deberá pasar seis añotes, sobre todo si su abogado insiste en su indescifrable táctica. Eduardo Franco argumenta a gritos y pelea con todos. Carlos Baca, un fiscal de pocas pulgas, hasta le dijo que el tribunal no es un mercado y pidió que se comportara a la altura, es decir por lo menos a unos 2 800 s.n.n.m. Por ahora, Jorgito solo depende de un milagro. Y su tío, Ricardo Rivera, deberá suspender sus emprendimientos por varios años.