Entrevista / Vladimir Serrano Pérez
¿Es verdad que los alcaldes de Quito tienen un ‘ADN político’ diferente al del resto de ediles del Ecuador?
Podríamos decir que sí. La institución político-administrativa más antigua de la historia del Ecuador, desde el período hispánico, es el Cabildo de la ciudad de Quito en 1534.
¿Con actividades exclusivamente administrativas?
Bueno, en 1592 el procurador del Cabildo, Juan Moreno Bellido, consideró la ilegalidad del impuesto de las Alcabalas. El Cabildo de Quito le acompañó en esta consigna y se inició esa sublevación que le costó la vida y la de otros quiteños, a parte de la supresión de esta institución por 100 años, cuando empezó a gobernarse por corregidores.
Es decir, que el Cabildo quiteño tuvo un papel político desde sus inicios. Exactamente y esa identidad se palpó en la Revolución de las Alcabalas. Luego, los barrios quiteños se levantaron en 1765 y el 16 de agosto de 1809, en la Sala Capitular de San Agustín, un grupo de quiteños proclamó la independencia de Quito.
¿Siempre los alcaldes al frente de estos procesos?
Con gente prestante: Luciano Andrade Marín, Jacinto Jijón y Caamaño, José Ricardo Chiriboga, Carlos Andrade Marín, Julio Moreno Espinosa, Luis Pallares Zaldumbide…
¿Por qué fue tan respetable ser Alcalde de Quito?
Porque ese cargo lo ocuparon personalidades muy vinculadas, básicamente, a la cultura. Además, es gente que siempre honró ser Alcalde.
¿Con el objetivo de llegar luego a la Presidencia?
Ser Alcalde de Quito o de Guayaquil es un paso previo y para ello hay que forjarse un liderazgo personal. Solos dos alcaldes de Quito fueron presidentes: Sixto Durán Ballén y Jamil Mahuad.
¿Cuál es el mandato político que el quiteño le da a su Alcalde en las urnas?
Ser un líder nacional. Lastimosamente eso no se palpa cuando el Alcalde es muy cercano al Presidente.
¿El Alcalde de Quito, para ser líder nacional, debe confrontar con el Presidente?
No es que hay que llevarse mal. Recordemos que solo Mahuad tuvo una confrontación abierta con Abdalá Bucaram.
¿Entonces?
La relación debe ser cordial, pero respetuosa.
¿Por qué es necesario marcar esa distancia?
Porque así la ciudad se autoafirma y puede expresar su autonomía y el orgullo de los diversos títulos que ostenta. Quito es una ciudad blasonada, con fuste desde sus inicios, hasta el día de hoy. Siempre busca conquistar títulos, en varias facetas, como el de Patrimonio Cultural en 1978 y ahora por el turismo, tan merecido.
¿Qué valores encarga el quiteño a su Alcalde?
La defensa de la ciudad, inculcar respeto hacia ella.
¿Quito ha temido que el crecimiento e importancia de Guayaquil opaquen su condición de capital?
Cuando se inició la República, en 1830, hubo un reparto de las fuerzas políticas. El Presidente (Juan José Flores) representaba el Ejército del Libertador, el vicepresidente era un notable guayaquileño (José Joaquín de Olmedo), pero la capital se quedó en Quito, reconociendo su historia desde 1534… Esa es su primogenitura.
¿Esa condición de centro político se hace más fuerte a medida que Quito se vuelve metropolitana?
Esta ciudad se ha considerado, hasta cierto punto, en la tutora del Gobierno Nacional. Por eso hubo dos levantamientos contra dos presidentes (Bucaram y Lucio Gutiérrez). En esos casos, el mensaje de los quiteños fue muy claro: manifestándose en favor de la dignidad presidencial.
Entonces, ¿es cierto que 20 000 quiteños sí pueden tumbar un gobierno y no 200 000 guayaquileños que están a la distancia?
(Risas) Las revoluciones guayaquileñas han sido muy importantes, tanto como las quiteñas. Es parte de la bicefalía del Ecuador.
¿Aunque el Alcalde de Guayaquil, generalmente, reivindique los valores cívicos de su ciudad antes que las inquietudes políticas de toda la nación?
La diferencia está en que Quito, por ser capital, siempre se consideró el punto central. Por eso los quiteños pueden pasar por arrogantes, ‘chagreando’ y ‘moneando’ a los afuereños. Pero la verdad es que como ciudad, Quito nunca ha tenido tintes regionalistas.
¿Es difícil gobernar una ciudad como Quito?
Hay que mostrar liderazgo desde la campaña electoral.
¿Los quiteños son ‘jodidos’ con su alcalde?
Siempre le tendrán en la mira. Quito busca en sus líderes a gente notable, y no por su patrimonio económico, sino por la representatividad de su formación, herencia familiar y su defensa de las libertades, el tema central de esta campaña.
Su trayectoria
Vladimir Serrano es uno de los académicos que más ha estudiado la historia quiteña. Uno de sus trabajos es 200 años de personajes quiteños. En su trayectoria profesional, es miembro correspondiente de la Academia Nacional de Historia; además, tiene estudios de Derecho en la Universidad Central del Ecuador y cuenta con un posgrado en la Asociación Internacional de Sicología Analítica.
“El quiteño quiere que su Alcalde sea un líder nacional. Así la ciudad se autoafirma y expresa su autonomía”.