El sector floricultor fue uno de los más afectados por las movilizaciones de octubre. Turbas de manifestantes dañaron infraestructura y atemorizaron a trabajadores para que no vayan a laborar. La finca de Agrogana se esfuerza para su reactivación. Foto: EL COMERCIO
A casi un año de las protestas de octubre del 2019, las empresas privadas y las comunidades aún tratan de reconstruir los lazos que se quebraron.
Una de las acciones que han emprendido es tener una relación más cercana con sus proveedores y trabajadores.
Parmalat, una de las primeras firmas que sufrió saqueos en las bodegas de su planta ubicada en Lasso, se ha concentrado en conectarse con los ganaderos de Cotopaxi, Chimborazo, Bolívar y ciudades como Cuenca, a través de programas de capacitación. La firma busca reforzar la relación con su plantilla de 180 empleados.
El gerente general, Pablo Beltrán, explica que este acercamiento tiene dos ejes. El primero es brindar la asesoría técnica necesaria a los pequeños productores en temas de calidad del producto.
El segundo eje, y el que considera más importante, es motivar a las comunidades y los trabajadores a valorar su puesto de trabajo y que vean la la importancia de nunca interrumpir la cadena productiva. “Somos actores complementarios”, dijo Beltrán.
Parmalat perdió más de USD 1 millón durante las protestas, por los saqueos y la paralización de sus actividades.
Una turba irrumpió violentamente en sus instalaciones el 7 de octubre y dejó grandes pérdidas económicas.
Según reportes del Centro de Industria Láctea (CIL), el sector, en general, dejó de percibir USD 9,2 millones durante los 11 días de protestas.
El sector floricultor sufrió pérdidas de USD 30 millones en el paro. En Royal Flowers, en Cotopaxi, enmascarados atemorizaron a los empleados y destruyeron una parte de la producción. Flores y cartones se transformaron en enormes montículos de basura.
A un año de esos hechos, los plásticos de invernaderos se reemplazaron por infraestructura nueva. La pandemia impidió una recuperación del sector, pero fincas como Royal Flowers y Agrogana tratan de salir a flote. Estos días, los trabajadores laboran en los cortes para la época de Difuntos.
Según la Corporación de Floricultores del Sur, no todas las fincas sufrieron saqueos, gracias a la relación construida entre las fincas y los dirigentes de las comunidades, cuyo fortalecimiento sigue.
Inés Ortiz, presidenta del gremio, cuenta que por eso las fincas decidieron mantener programas como charlas sobre violencia intrafamiliar, seguridad industrial, alimentación, higiene y de salud para sus zonas de influencia.
En el caso del sector brocolero, el fortalecimiento de los canales de diálogo es un punto en el que continúan trabajando, a un año del paro nacional.
El brócoli se perdió por falta de fertilización y de riego debido a la paralización de octubre.
Provefrut, empresa productora y procesadora de brócoli de Cotopaxi, ejecuta programas para niños y jóvenes con el fin de intercambiar experiencias, impartir conocimientos técnicos y agrícolas a través de charlas y la construcción de huertos en el sur de la ciudad de Latacunga.
“El diálogo es una forma de estrechar y fortalecer los lazos que se resquebrajaron”, dijo Alfredo Zeller, presidente de la empresa y miembro de la Asociación de Productores Ecuatorianos de Frutas y Legumbres (Aprofel).
Nancy Iza, dirigente de la parroquia Pastocalle (Latacunga), dijo que aunque la relación es cordial entre empresarios, Gobierno y comunidad, aún hay un poco de recelo en las partes. “Las autoridades de Pastocalle buscan acercamientos con los empresarios, para que se involucren en el plan de desarrollo parroquial”.
Desde el Gobierno se propuso hace un año un plan de seis ejes para atender al sector rural: agua, tierras, campo y producción, educación, transporte y vialidad.
Pero la iniciativa avanza a paso lento, dice Rodrigo Gómez de la Torre, de la Cámara de Agricultura de la Zona I.
Ernesto Jami, dirigente de la comunidad Huanto Grande, indicó que algunos campesinos se beneficiaron con el seguro agrícola, pero en el tema de acceso a créditos para el agro aún existen trabas por la excesiva tramitología.
Los dirigentes de Jatarishun, o Unión de Organizaciones Indígenas del cantón Saquisilí, lamentan que con la pandemia se haya paralizado la ejecución del plan para el agro en esa zona.