Hace 11 años Lenín Arias es vicepresidente del Grupo Royal Flowers. Nació en Riobamba en 1967. Se graduó de agrónomo en la Escuela Politécnica del Chimborazo. Es Máster en Administración de Negocios. Él cuenta su testimonio sobre cómo la florícola logró reponerse ante la llegada del covid-19 al país.
“Durante el levantamiento indígena de octubre del 2019, un grupo de manifestantes ocasionó daños a nuestras instalaciones y cerraron las vías. Eso afectó a la economía de la empresa, porque dejamos de exportar las flores.
Pero a los pocos meses hubo más complicaciones con la llegada de la pandemia. Los mercados internacionales se cerraron y no había a quién vender, debido al confinamiento. Sin comercialización comenzamos a sentir la falta de dinero, que se necesitaba para cancelar los sueldos a los colaboradores y pagar a los proveedores. Las pérdidas seguían incrementándose.
Antes de la pandemia teníamos la producción normal. Imagínese que de los 200 000 tallos diarios que producíamos en las fincas de Tabacundo, en Pichincha, y en Mulaló, en Cotopaxi, dejamos de vender el 85%. Tenemos 110 hectáreas entre las fincas que hacen parte de nuestro Grupo Royal Flowers SA. Se cerró casi todo con el covid-19.
En varias sesiones de trabajo analizamos diversas alternativas pasa salir de la crisis. Decidimos bajar los gastos de producción, especialmente en el mantenimiento de las plantas como fertilización, poda, corte de los tallos y el riego durante el confinamiento. Eso no significó que dejamos de atender a las plantaciones, se lo hizo pero con lo mínimo de recursos.
Creo en que todas las florícolas realizamos podas severas a variedades de flores que no tenían mayor demanda en el mercado. De esa manera, la producción fue más lenta, porque salía a los tres meses.
Pero también dejamos de hacer otros gastos; por ejemplo, se eliminaron las horas extras, se redujeron los horarios de trabajo y dejamos de contratar personal.
Con todas esas medidas logramos estabilizarnos y evitamos una posible quiebra.
El tema del covid-19 era nuevo para todos y no se sabía cómo actuar o qué hacer. No era normal que de la noche a la mañana se cerraran todos los mercados, que la gente no saliera de la casa y que nosotros nos quedáramos con toda la producción de flores lista.
Investigué sobre la enfermedad y logré poner en marcha un plan de bioseguridad, para normalizar la producción y hacer que los empleados volvieran a trabajar.
Ese plan se aplica hasta el momento para los empleados, colaboradores y clientes. Eso nos ayudó a tener un porcentaje menor al 1% de contagios.
Como sector exportador no podíamos parar. No se puede abandonar la plantación. Si dejamos de cosechar uno o más días no solo perdemos la flor sino que se comienza a tener problemas fitosanitarios.
La situación comenzó a normalizarse poco a poco. Las florícolas entramos en un proceso de recuperación de las plantaciones, que fue complicado. Debimos invertir USD 14 000 por hectárea, que fue para el pago de las regalías, sanidad vegetal, nutrición, pago de personal y más gastos.
Con esas medidas no hubo despidos: se mantuvieron los 1 200 puestos de técnicos, jornaleros, operarios y personal administrativo. Las florícolas necesitamos entre 10 y 11 personas para el mantenimiento, cosecha y poda por hectárea; no podíamos botar a nuestros colaboradores.
Los mercados comenzaron a abrirse y la situación comenzó a normalizarse en junio del año pasado. Pero, noviembre, diciembre y enero fueron importantes para el sector porque comenzamos a preparar la producción de San Valentín, una de las temporadas más importantes para nuestro sector. Nos fue bien en las exportaciones de este año por esa fecha.
Nuestra producción está marcada por épocas como San Valentín, el Día de la Madre, Día de la Mujer y en otoño se puede comercializar algunas variedades que se consumen en todo el año.
Hemos recuperado el 100% de la producción; es decir, exportamos 5 millones de tallos mensuales a nuestros clientes de los cinco continentes.
Desde noviembre aumentamos la producción de las rosas spray, de jardín y estándar, y de otras 14 variedades, como lavandas, victorias y más. El negocio de las flores es como una moda, hay que estar presentando cosas nuevas para mantenerse en el negocio.
En todo este proceso nos ayudó la vacunación contra el covid-19. Con la alianza público-privada logramos que se inmunizara a alrededor de 50 000 personas a escala nacional, entre colaboradores, familiares y habitantes de las zonas donde están las fincas”.