En distintos sitios de Pedernales se observa el resquebrajamiento del suelo, después del terremoto de 7.8 grados en la escala de Richter, que afectó a las costas del Ecuador el pasado 16 de abril. Foto: Antonio Salazar/ EL COMERCIO
Según los primeros datos recogidos por el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, en su red de estaciones sismográficas –acelerógrafos-y de GPS se determinó que el terremoto del pasado 16 de abril del 2016 ocasionó una ruptura que desplazó el subsuelo unos siete metros al sur del país, desde el sitio del epicentro (Pedernales, en la Costa del Ecuador).
Es decir, que esas fueron las consecuencias de la acumulación de presión entre la placa de Nazca (en el océano) y la continental que se percibió como un terremoto. En la superficie –suelo visible- se determinaron alteraciones de hasta siete centímetros. Los equipos que registraron estas anomalías están colocados en superficies terrestres, acotó el técnico Patricio Jarrín, a los que se sumaron otros que se movilizaron cerca de las zonas afectadas por emergencia.
Además de estos resultados, el Geofísico informó esta tarde del 4 de mayo del 2016 sobre la intensidad del sismo del 16 de abril según las afectaciones en varios puntos del país. La primera categoría de esta intensidad se calificó como destructiva en las zonas de Pedernales (Manabí) y en Chamanga (Esmeraldas).
En una categoría de intensidad 8, que corresponde a zonas con daños severos, se incluyeron a Bahía de Caráquez, Jama, Canoa, el centro de Manta y Portoviejo. Mientras que en las provincias de Santa Elena, Guayas, Los Ríos y parte de Santo Domingo de los Tsáchilas y Esmeraldas, la intensidad del sismo fue de 5, es decir, que causó daños leves. Una intensidad 4 se vivió en la región andina.
Mario Ruiz, director del Instituto Geofísico, explicó que la intensidad no es similar a la magnitud del sismo, que es de 7.8 grados. Esta última, acotó Ruiz, corresponde al efecto del sismo en las poblaciones y edificaciones. En tanto que la magnitud es el tamaño del sismo, que se mide según la amplitud de las ondas sísmicas.
El director del Geofísico, Mario Ruiz, explicó los efectos del choque de placas que generó el terremoto en las costas del Ecuador, el pasado 16 de abril. Foto: EL COMERCIO
Ruiz recordó, además, que el último terremoto ha sido hasta el momento el segundo de mayor magnitud en el Ecuador, después del ocurrido en 1979, de 8.1 grados y cuyo epicentro se ubicó frente a la Costa norte del país.
Dijo también que otros eventos relacionados al terremoto o similares pero en otros sitios cercanos a la Costa no se pueden descartar. “Sabemos que las fallas se están moviendo y van a seguir moviéndose”. Sin precisar el tiempo de cuándo podría ocurrir un nuevo evento, solo indicó que para que eso suceda, “no serán muchas décadas”.
Hasta las 14:00 de hoy se han registrado 1 216 réplicas tras el sismo de 7.8 grados.