A las 08:00 de ayer se reactivó el tercer día de búsqueda de los desaparecidos por el deslave que destruyó el campamento minero Pueblo Nuevo, Azuay. En menos de dos horas se encontró cinco cuerpos más. En total 10 víctimas.
Entre los cuerpos estaban dos menores de edad: Jackson y Ainoa Ordóñez Robles, de ocho años y cuatro años, respectivamente. También de Adriana Robles Yaguachi, Freddy Madero, y otro de sexo masculino no identificado.
Los cuerpos fueron trasladados a la improvisada morgue del Cementerio Municipal. Allí esperaban algunos familiares, amigos, vecinos y curiosos. Todos comentaban con evidente dolor sobre la tragedia suscitada.
Además, se rescataron dos vehículos: una camioneta Ford 150 color blanco, de propiedad de Cori Ramos, y una retroexcavadora de la Sociedad Minera Pueblo Nuevo. Los habitantes de Bella Rica pedían al Comité de Operaciones Especiales que no se suspenda las tareas de búsqueda en el sitio, hasta confirmar que ya no existan personas atrapadas.
Luis Bermeo, dueño de la mina, familiares y amigos de supuestas personas desaparecidas permanecen en el lugar, vigilando las tareas. El sol no salió en Bella Rica, el cielo anunciaba lluvia. Como es frecuente al medio día comenzó a bajar la neblina y opacar el pueblo.
Las ocho familias (37 personas) damnificadas, que permanecían en la escuela El Diamante de Bella Rica, fueron trasladadas al colegio Liceo Austral de la ciudad de Ponce Enríquez. Ellas vivían en las cuatro casas que colapsaron cerca del campamento con el deslave. En la lista están 18 adultos (una persona discapacitada) y 19 niños y adolescentes.