El grupo de teatro Los Compadres narrando Amorfinos. Se presenta todos los fines de semana en la casa campesina del parque. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
Si de amorfinos se trata estos compadres tienen la definición. //Dicen muchos entendidos/ que se cantó con vihuela/ conquistando a las abuelas/ con sus versos escondidos/ y mensajes atrevidos./
El aguardiente es el fino,/ el amor en coplas vino,/ el amor al fino se unió/ y así el montubio inventó/ el canto del amorfino//.
Pero esta décima que el compadre Fortunato lanzó no fue la única explicación. La comadre Vicenta enseñó cómo esos versos fueron replanteados al pisar nuestro suelo. //En barcas conquistadoras/ nuestras coplas se embarcaron/ y hasta América llegaron/ con rimas encantadoras./ Y con magia soñadora/ nos han legado su trino/ más por mandato divino/ nuestro pueblo las aceptó/ y hasta el nombre les cambió/ llamándolas armorfino//.
Con sombreros, machetes, guitarra y faldones, la agrupación de teatro Los Compadres se abrió escena en la casa campesina del Parque Histórico Guayaquil, en Samborondón. Así lo han hecho desde 1999.
Carlos Chiriboga, Rita Reyes, Fernando Arboleda y Manuel Escobar buscan rescatar la tradición de los amorfinos, esos versos picantes que reflejan las raíces y la sabiduría de los pueblos montubios de la Costa.
Para los historiadores, esta tradición oral que resiste el paso de las décadas tiene ingredientes marcados: lo romántico, el amor y el humor.
“Amamos esto porque lo hemos vivido, es parte de nuestros recuerdos”, dice Chiriboga. “Cuando era pequeño oía a mis abuelos contar diversas leyendas, los amorfinos… y aprendí de ellos”, evoca el actor colimeño que representa al compadre Fortunato.
Rita Reyes, quien personifica a la comadre Vicenta, nació en Pasaje (El Oro). “Tenemos nuestras raíces montubias y fuimos sacando ese bagaje de conocimiento para mostrarlo en el escenario”.
En el lugar ya no había espacio en las gradas de madera, colocadas junto a la vieja casona de campo del Parque Histórico.
El escenario al aire libre es una postal de esos pequeños recintos del Guayas, rodeado por gallos, gallinas, árboles de guayaba y cacaotales.