Las lluvias dieron tregua a Los Ríos. En las últimas 48 horas no se han reportado precipitaciones en la provincia, marcando una pausa en los daños del invierno en el área urbana y sectores agrícolas.
Esto ha permitido que el nivel de las aguas desciendan, luego de que fuertes lluvias caídas entre la noche del viernes y el pasado lunes anegaran varias poblaciones rurales.
La pausa es aprovechada por las autoridades para poner a trabajar a su maquinaria pesada en tareas de remediación o prevención. También, el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap) envió personal técnico para realizar una evaluación.
Según un balance preliminar del gobernador de Los Ríos y presidente del Comité de Operaciones de Emergencia (COE), Jesús Narváez, por lo menos estarían afectadas 5 600 hectáreas de cultivos, especialmente banano, arroz y cacao.
En la parroquia Ricaurte, del cantón Urdaneta, la avenida Pinargote y la calle Bartolomé Bastidas aún están anegadas. “El alcantarillado es viejo y el río Catarama se mete al pueblo por las tuberías. Aquí hay que esperar que el agua se vaya poco a poco”, dijo María Cujilema, dueña de una tienda de abastos en la avenida Pinargote.
Hasta el lunes, casi toda la parroquia estaba llena de agua y es una situación que año a año se vive en la estación invernal y que motivó desde el domingo la declaratoria de emergencia.
La actividad comercial del pueblo, incluido los abastos y la venta de carne, pollo y mariscos, se realiza con personas transitando en medio del agua.
En el barrio Las Palmeras, sus calles de tierra acumulan agua que –a decir de sus moradores- permanecerá allí. “No tenemos servicios básicos ni obras. Siempre el río se desborda por aquí”, dice molesta una habitante y señala un punto del muro por donde el río se filtra.
En las zonas agrícolas, maquinaria de la Prefectura y del Municipio de Urdaneta buscan consolidar los tramos frágiles de los muros de contención. Los sitios más sensibles son recintos como Roblecito, Pijullo, Poza de Navarrete…
Otro cantón en emergencia es Montalvo. El río Cristal causó daños y el local de un complejo turístico está a punto de ser llevado por la corriente.
La disminución del caudal permite que equipo caminero trabaje dentro del río para sacar material pétreo y encauzar el agua. El objetivo es proteger las bases del puente, que de resultar afectado dejaría incomunicadas a 14 comunidades.
En el recinto La Fortuna, de Montalvo, muchos de sus moradores están resignados a vivir rodeados de agua. Desde el fin de semana una gran extensión de territorio está inundada por el desbordamiento de los ríos Cristal y Santa Rosa.
Ufredo Freire dice que en invierno es imposible sembrar, pues la fragilidad de los muros hace que los dos ríos entren a esa zona. “En estos tiempos toca buscar trabajo en las bananeras o en otros sitios más altos para sembrar arroz. Aquí quienes se arriesgaron a sembrar ya perdieron su cosecha”.
Freire y otros vecinos del sector, donde un gran espejo de agua predomina a los dos lados del camino, piden a las autoridades que arreglen la única vía de ingreso, que conecta a la hacienda La Clementina. “Tenemos tres años pidiendo que nos reparen la vía, pero cada vez los huecos son más grandes. Nadie nos atiende”, dice y se retira sobre una canoa a su casa, la única forma que tiene actualmente para llegar.
En el ingreso a La Clementina, en las orillas del río Santa Rosa, está la palizada que estuvo a punto de hacer colapsar el puente. La creciente afectó varias partes del muro de contención en recintos como Los Beldacos, Tres Marías, San Pablo donde se han perdido plantaciones de arroz.
En el cantón Ventanas, dan ayuda al sector rural. El alcalde Patricio Urrutia explica que equipo caminero trabaja en el reforzamiento de los muros de contención en recintos como La Polvareda, al que solo se puede acceder en canoa.