Recorrido por el circuito de Ecovía. Foto: Bolívar Vásquez/ El Comercio
En el sector de El Playón, en el centro de Quito, son las 13:41 de un miércoles, el lugar luce congestionado de estudiantes, vendedores ambulantes y trabajadores apresurados.
El vagón preferencial de la unidad 19 destinado a mujeres, embarazadas, niños y personas con discapacidad está saturado. Mientras el conductor perifonea “no se queden en las puertas, avancen de las puertas”, un guardia de seguridad empuja a los apretados pasajeros y consigue cerrar la unidad, para continuar con el recorrido.
El intenso sol concentra los diferentes y peculiares olores. Una mujer embarazada se apresura a abrir una ventana y gesticula con desagrado a la vez que intenta recibir aire en su rostro. Nadie le ofrece un asiento ni se inmuta con su presencia.
Una vez más el conductor dice a través de los parlantes “les recordamos ceder el puesto a las mujeres embarazadas, con niños en brazos, y a las personas mayores”. El joven junto a ella se levanta y le ofrece el lugar mientras abraza su mochila frente a su pecho con firmeza.
“Ven más para acá” se escucha decir una menor a otra, ambas con falda, mientras se jalonean del brazo. La mirada de un hombre de unos 40 años se cuela entre sus piernas.
Para Carla Guacapiña, trabajadora de una entidad bancaria y asidua usuaria del transporte público, ese tipo de situación es frecuente en su vida. La joven dice que siempre debe lidiar con los “manos flojas y los que puntean”. Ella se moviliza desde el centro de Quito al sur, para cumplir con sus labores y cree que con el transporte exclusivo para mujeres su diario recorrido sería más llevadero.
Según un estudio sobre “Violencia Sexual en el Sur de Quito”, un 75% de las mujeres de entre 18 y 32 años ha sufrido acoso sexual. El 80% de los casos se produce en los medios de transporte público.
El recorrido continúa y Guacapiña debe lidiar con el vaivén del bus. El conductor anuncia la parada del Teatro México, mientras una mujer mayor se queja de los empujones de cuatro estudiantes de un colegio que acaban de subir. A ella, ninguno de los cinco jóvenes ubicados en los asientos preferenciales le ceden el lugar. La mujer debe mantener el equilibrio entre los frenos y el ir y venir de los inquietos alumnos.
Otra advertencia del conductor pone en alerta a los usuarios “les recomendamos cuidar sus pertenencias, no olvide que los amigos de lo ajeno prefieren ubicarse en las salidas”. La actitud de los pasajeros cambia, para proteger sus objetos personales.
El bolsiqueo es uno de los problemas de seguridad que se presentan en el transporte público sobre todo en horas pico, incluso existe una nueva modalidad que implica a los “niños carameleros”, según una fuente interna del transporte público que prefirió no ser identificada.
El robo de celulares es lo más reportado dentro de las unidades, los delincuentes aprovechan la congestión de gente, que va entre las 6:30 a 8:30; de 12:30 a 14:00 y de 16:30 a 20:00 para atracar, así lo indica el Coordinador de Seguridad del sistema Trolebús.
El funcionario también señala que en caso de robo, acoso o algún otro inconveniente de seguridad, la ciudadanía puede acercarse a cualquiera de los sitios dispuestos para atención al cliente en las estaciones de la Y, La Río Coca, El Recreo y Quitumbe. Tras llenar un formulario presentando la queja para que el personal de seguridad le de seguimiento, se debe presentar también una denuncia en la Policía Nacional, pero esto no suele suceder.
Además, para manejar la seguridad, informar sobre las normas de uso, controlar el comercio ambulante, prestar auxilio y asistencia a los ciudadanos, desalojar personas en estado etílico o ingiriendo licor dentro de las unidades e instalaciones, y otras actividades, desde el 1 de febrero de 2011 a través de la Secretaría de Seguridad y Gobernabilidad se inició el proyecto para contar con la ayuda de la Policía Metropolitana en el sistema de transporte Metrobús.
El viaje de la unidad 19 continúa. Dos niños, el mayor de unos cinco años, cubre al más pequeño con su saco escolar. Ambos descansan casi al punto de quedarse dormidos en el piso de la unidad junto a una funda llena de verduras, frutas y un corte de carne. “Los gigantes” que casi los pisan, por no verlos, terminan sobre ellos en cada frenazo de la unidad.
Los reportes de niños extraviados son controlados por el personal de los automotores o las estaciones. Ellos tienen un sistema de radio interna y de comunicación telefónica vía red para actuar en este tipo de situaciones. Los padres deben acercarse al personal identificado con uniformes. Tanto los guardias, el conductor y los recaudadores saben el procedimiento de acción cuando un menor se pierde.
El primer paso es receptar toda la información del menor (estatura, edad, vestimenta, nombres) y luego por medio del sistema de comunicación se alerta a las unidades que circulan por el sector donde sucedió el extravío. “Para una madre es una experiencia terrible y todo por culpa de los que se quedan en las puertas y no dejan pasar”, contó Marta Alvear quién pasó por esta “desesperante” vivencia junto a su hija de 5 años, Camila.
Al llegar a la parada de El Recreo, la unidad 19 se vacía y el aire vuelve a circular por unos minutos… una vez más las puertas son el lugar favorito de quienes se movilizan hacia el sur. El conductor molesto, vuelve a su frase de rutina, “no se queden en las puertas por favor”, mientras continúa el recorrido hasta Quitumbe, su destino final.
Algunas recomendaciones para hacer de su viaje y el de los demás usuarios seguro y agradable en las unidades de transporte público masivo:
– No subir a la unidad con audífonos pues las personas se distraen de sus pertenencias con la música.
– Procure no tener el teléfono en algún lugar visible. No llevarlo en la mano ni en un bolsillo que quede al alcance de los ladrones.
– Mantener las pertenencias de valor como billeteras y demás en los bolsillos delanteros y de preferencia que tengan cierres.
– Los estudiantes deben mantener sus bolsos y mochilas abrazados en su pecho.
– Los niños siempre deben ir tomados de la mano de sus padres o responsables.
– No permitir que los niños se separen y jueguen entre las personas.
– No quedarse en las puertas ni en los corredores, estos son los lugares donde se producen los robos y el acoso sexual.
– Ceder el asiento a mujeres mayores, embarazadas y personas con discapacidades. Respete el vagón de preferencia de mujeres, embarazadas, niños, personas mayores y personas con capacidades especiales.
– No mantener sus dispositivos de audio sin auriculares, respetar a los demás.
– Cualquier alimento o bebida al ser consumido debe ser depositado en los respectivos basureros dentro de la unidad o en su defecto en las estaciones.
El Dato:
El nuevo Metro de Quito contará con 18 trenes, estos a su vez tendrán 6 vagones que incluyen un sistema de video para la vigilancia y seguridad de la ciudadanía. Además en las 15 estaciones de la primera línea del Metro de Quito también existirá un sistema de vigilancia vía cámaras de video, aproximadamente 20 cámaras por estación, según Karla Maldonado comunicadora del sistema.