Redacción Sociedad
No se tomó una pastilla para ser chiquita otra vez, pero hizo el intento. ‘Ketty’ Hidalgo, en un santiamén, perdió su 1,68 metros. Colocándose en cuclillas estaba casi a la altura de Wendy Cholango, y en voz muy bajita le contó un secreto. “Yo también estoy en mi primer día de clases. Cuando llegué me sentía nerviosa y asustada”.
La niña, de 5 años, escuchaba y miraba a la maestra Enriqueta, de 45, con ojos redondos como platos. Estaban en el aula de la sección F, del Jardín de Infantes Gabriela Mistral, detrás del mercado de la Kennedy.
La Supervisión
Luis Grijalba, jefe de Supervisión de Pichincha, indicó que el Departamento de Planeamiento de la Dirección Provincial deberá revisar si hay suficiente número de alumnos para los nuevos maestros asignados.
Hoy, los escolares empezarán sus actividades en Quito. Mañana lo harán los colegiales, para evitar los trancones. En las instituciones públicas ingresarán a las 09:30.
Los alumnos que aún no disponen de cupos deberán acudir a las unidades territoriales educativas (UTE). Para saber dónde se ubica la de su zona puede llamar a la Jefatura de Supervisión al 295 1 916. Pueden matricularse de modo extraordinario.Wendy lloraba y apretaba las piernas de María Criollo, empleada doméstica. Viven en Los Álamos y Eloy Alfaro. Los ojos verdes de la parvularia y los negros de la mamá anunciaban una lluvia de lágrimas cuando la niña aceptó el apretón de manos de ‘Ketty’ y hasta la abrazó.
Ayer, el plantel recibió a 186 estudiantes y a una nueva profesora a contrato, que se suma a otras cinco, con nombramiento.
En Pichincha, 20 maestras asumirán por primera vez el cargo de parvularias en jardines públicos y 29 reemplazarán a quienes se jubilaron. Todas de modo temporal, hasta que la vacante se llene. En el país, 4 660 docentes trabajan en estas condiciones.
‘Ketty’, con una licenciatura en parvularia de la UTE, es nueva en el Gabriela Mistral. Pero trabajó durante 20 años en Mi Pequeño Mundo y tres, en el Terra Nova. Durante un año estuvo desempleada, fue voluntaria en el Baca Ortiz, ayudó a niños con cáncer.
En el salón, los niños sentados y sus madres y padres de pie atendían a la profesora. Luego del saludo, les pidió ser puntuales y dar seguridad a sus hijos en estos días de adaptación, en los cuales las clases serán de 08:00 a 10:30 hasta llegar a las 12:00. Les habló sobre la lonchera, la limpieza y les pidió llevarlos al Centro de Salud y no a la escuela si tienen un síntoma de gripe, aunque no sea AH1N1.
“Mi hija Araceli Angamarca no se renegó al levantarse temprano, le dijimos que hará amigos”, contó su mamá, Paola Simbaña.
“Soy ‘Ketty’. ¿Cómo te llamas tú?”, preguntó la maestra. “Hoy es mi primera vez aquí, sentí un caracolito en mi pancita, era miedo. ¿A quién le pasó?”, interrogaba Enriqueta, para quien la parvularia vive en el cuento del Nunca Jamás, donde nadie crece.
En San Antonio de Pichincha, en el jardín Rita Lecumberry, Denisse Freire, de 3 años y 9 meses, se colgaba como un monito del palo superior de un arco de fútbol. Llevaba un delantal rojo, un ‘jean’ y zapatos negros nuevos. Sabes, ¿para qué vienes acá? “Por algo”, dijo. Su madre Sandra Lomas estaba “emocionada”.
Marcia Carrión, de 32, estaba triste. Llegó lista para su primer día de clases, con el contrato firmado por ella y Luis Calle, director Provincial de Educación de Pichincha. Pero Tila Dávila, directora encargada, le dijo que no le asignaron grado.
Contó que tienen 85 alumnos y tres maestras; para el de educación inicial hay 35, y 25 en los dos de primero de básica. El año lectivo anterior recibieron a más de 100. “Los padres prefieren llevarlos a unidades educativas para no buscar escuela luego”.
“Si este contrato no sirve voy a buscar un jardín particular para trabajar. Lo necesito. Mi esposo es militar y tenemos tres niños de 11, 6 y 5 años”, indicó Carrión, con nueve años de experiencia en instituciones privadas. Vive en Pisullí, por lo que tenía planeado ser maestra de la escuela del mismo nombre en ese barrio. Allá 29 niños la esperaban.
En la calle Últimas Noticias, en la zona del Quicentro Shopping, Raquel Lara, de 29 años, fue presentada ante 12 maestras de planta, en el jardín José Luis Román. Recibirán a 370 niños y niñas, apoyadas por 13 auxiliares y cinco profesoras especiales.
Raquel trabaja desde hace ocho años en el sector privado. La directora, Cecilia de Mera, estaba alegre por la nueva partida. Le dijo que también deberá pasar por un proceso de adaptación en el establecimiento fiscal. “Hay normas y deberá dejarse guiar, aprender a tratar con los padres”.