España ha celebrado 200 años de amistad con Ecuador, y ha puesto empeño en cooperar en los festejos. Tras la polémica del mural de Las bordadoras de Llano Grande, en donde aparece un Pikachú, el viernes 14 de octubre de 2022 se inauguró la apuesta Soy Raíz, en la que un grupo de artistas ibéricos le han echado cabeza y trabajo conjunto con la comunidad de la Cima de la Libertad.
Pablo Pérez Guerreira, consejero cultural de la Embajada de España, habla de la experiencia de hermanar a los pueblos con el arte y reflexiona sobre el capítulo Pikachú en pleno Bicentenario.
¿Por qué celebrar el Bicentenario de Independencia?
Ya celebramos el bicentenario en otras ciudades. En Guayaquil llevamos al buque escuela de la Armada Española, Juan Sebastián Elcano. Lo hicimos en Cuenca, pero era un entorno de pandemia, lo que hacía muy difícil actuar. En Quito hemos tenido más tiempo para planificar. La Embajada de España cubre todos los gastos de nuestros artistas, esta es nuestra aportación.
¿Y cuál fue su propuesta?
Planteamos al Municipio hacerlo a través del arte urbano. Porque es algo distinto. Al alcalde Guarderas le gustó y nuestro socio ha sido el Instituto Metropolitano de Patrimonio. Ellos dijeron sí a trabajar desde el arte urbano, pero dentro de una intervención urbanística que nos permita recuperar dos ejes muy importantes: la av. 24 de Mayo, acceso al Centro Histórico desde el sur y que está degradado; y, ¿por qué no seguir subiendo por el mercado de San Roque hasta la Cima de la libertad? Si este es un lugar que es emblemático.
¿Cuál fue el requerimiento del Municipio?
El Municipio nos planteó trabajar desde la perspectiva del Patrimonio Inmaterial de la ciudad y así hicimos una primera intervención, hace unos meses, que fue la del mural de Las bordadoras de Llano Grande, que generó tanta polémica.
Entre tanto, se ha convocado al concurso público para otros 14 artistas ecuatorianos que ya han sido seleccionados y que van a intervenir otros espacios en el eje de la 24 de Mayo hasta la Cima de la Libertad. Ahí llega Boa Mistura.
Boa Mistura es un colectivo de artistas de Madrid. ¿Qué van a hacer?
Boa Mistura se enamora del espacio que hay en la Cima, en el escenario de la batalla, pero se enamora porque encuentra un espacio comunitario, que son las canchas deportivas que además están cerradas y se están deteriorando. Ellos plantean un trabajo colectivo para recuperarlas. Por eso se interviene ahí. Y nosotros, encantados… porque españoles y ecuatorianos construyen juntos en un espacio donde hace 200 años lucharon en una batalla.
¿Cómo ha sido ese trabajo?
Es un trabajo de tres semanas sobre el espacio que se va a intervenir que son más de 1 000 m² que incluyen dos muros de contención y unas canchas deportivas. Hemos involucrado a la comunidad, Boa Mistura ha socializado la iniciativa a lo largo de los dos últimos meses: han encuestado a los vecinos, les han preguntado sobre su identidad como barrio de La Libertad y, sobre esa esas encuestas, han generado tres diseños y se les ha ofrecido a los vecinos que voten; ganó la propuesta Soy Raíz.
Luego de la experiencia de Pikachú es lo mejor…
Fue una polémica que, además, alcanzó una dimensión nacional y nos sorprendió a todos. Nosotros no trabajamos sobre diseño, o sea, no exigimos que se nos presente previamente el diseño, sino que el artista trabaja. En el caso de la obra de Las bordadoras de Llano Grande, Okuda San Miguel eligió trabajar una manifestación que es patrimonio inmaterial de la ciudad de Quito para celebrar el Bicentenario. Fue a la comuna de Llano Grande, se reunió con las bordadoras, pero él trabaja desde la perspectiva del surrealismo pop y en el último día del trabajo, en uno de los sombreros de la bordadoras, colocó un gran Pikachú.
Algo que es habitual en su obra…
Es habitual que en su trabajo aparezcan personajes pop, como el pato Donald, Ronald McDonald u otras, entre una infinidad de personajes de dibujos. Creo que ese mural se convirtió en el rehén de una lucha política interna que tenía poco o nada que ver con el contenido del mural.
Las lecturas de una obra son múltiples…
El mural no reflejaba ningún aspecto de la Batalla de Pichincha, cualquiera que vaya a verlo lo puede constatar, no era ninguna reflexión sobre un hecho histórico, no pretendía hacer una burla. Tampoco está ubicado en el Centro Histórico, está en el límite exterior marcado por la Unesco. Era una obra de un artista español, porque el proyecto era de la Embajada de España o sea, ahí se abrieron muchos debates que fueron cerrados una vez que pasó el furor. Pero este obedeció a una dinámica interna ecuatoriana de carácter político.
Hoja de vida
Pablo Pérez Guerreira ingresó a la carrera diplomática en 2010. Ha sido Consejero Técnico en la Oficina de Información Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores español; Consejero en el Departamento de Protocolo en Presidencia del Gobierno español; Consejero Político en la Embajada de España en Libia; Cónsul en la Embajada de España en Arabia Saudí y Consejero Cultural en la Embajada de España en Quito.
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