Muchos de los que asistieron fervorosamente a la marchas organizadas por Jaime Nebot en la Avenida 9 de Octubre sufren de angustia, desconcierto y probablemente frustración. Aunque no lo admitan, es el costo de un endoso político que se produjo en el “puerto principal”, como despectivamente se identifica a Guayaquil desde los sectores más regionalistas de la Capital. En efecto, cuando en las laderas de los cerros porteños apareció la leyenda del “Si se puede” para impulsar al Ingeniero Febres Cordero a la Alcaldía de Guayaquil se otorgó un mandato general, amplio e irreversible de acción política ciudadana, luego ratificado con igual pasión a favor de Jaime Nebot.
Siempre existieron en Guayaquil personajes que trascendieron el ámbito local y fueron protagonistas en el nacional. Raúl Clemente Huerta, Carlos Julio y Otto Arosemena, Asaad Bucaram y Jaime Roldós entre otros, pero nunca recibieron esta suerte de procuración general indefinida.
Este hecho ha producido el efecto, para la comunidad que vive y labora junto al Guayas, de quedarse sin generación política alternativa, que por lo menos administre los graves dilemas que presenta la consulta del 7 de Mayo.
¿Qué hacer se preguntarán muchos de los que se disponían asistir a misa y descubrieron que no había ni sacristán?
Antes de aventurar una hipótesis es necesario considerar un segundo efecto del endoso. Guayaquil y su clase académica como empresarial deben recobrar su sitial nacional y restaurar el equilibrio que históricamente existió con la capital de la república. Fueron épocas en que el predomino de una urbe y la alternativa de la otra gestó una bipolaridad que, aunque no excluía a ciudadanos de otras regiones, no los convocaba con igual intensidad.
Febres Cordero y Nebot fueron fuertes, tenían experiencia, gozaban de una peculiar simbiosis popular y jamás se podía concebir otro rival de iguales dimensiones. El antiguo cefepismo y el desbocado PRE no contaban y en el centro político la Democracia Cristiana y la Izquierda Democrática habían aceptado la jubilación de Hurtado y Borja, sin renovaciones de igual calibre.
¿Cuál es el futuro, después de la consulta? El PRE desaparecerá, el coqueteo inicial con el gobierno fue de un alto costo político. El Social Cristianismo ya está en el panteón y Cinthia Viteri no pudo emular a las de su género en Sudamérica. En consecuencia, Rafael Correa y su movimiento coparán Guayaquil, llegarán a la alcaldía y solo entonces -luego de ese trauma-, es posible que surja una generación que supere los límites mentales de la mera administración de negocios.
Jaime Nebot ha copado toda expectativa, pero sufrió un infarto político que dejó huérfana a la ciudad de Octubre; sin embargo, noticias de última hora –a lo mejor un cable de Wikileaks- afirman que se ha recobrado.