Redacción Guayaquil
El consumo de los hogares se estancó en el mercado ecuatoriano. La reducción en las compras y los cambios en los hábitos de consumo ocurre entre los usuarios que buscan productos más baratos en mercados, tiendas, supermercados y demás centros de venta.
Así, los consumidores quieren gastar menos y solo comprar los productos que más necesitan para la alimentación de la familia.
María Játiva, de 57 años, visita cada semana un local de Supermaxi, en Guayaquil, para comprar alimentos y verduras. Con USD 40 busca los mismos productos pero de otras marcas, de tamaños y precios más económicos. “El sueldo es el mismo pero las cosas suben y tengo que hacer maravillas para llevar todo a la casa cada semana. Se habla de una reducción de los precios, pero no se siente en el mercado”.
Luis Anguisaca visitó varios supermercados para comparar precios y promociones antes de comprar los productos de aseo personal (jabón, champú, pasta). “Antes compraba cosas para dos meses, pero ahora lo hago cuando se termina. Hay que cuidar el bolsillo y no hacer gastos anticipados”.
En Almacenes Tía se presentan promociones para atraer a los compradores con precios más baratos. Karina Proaño, por ejemplo, prefiere comprar la funda de detergente gigante, que le dura más y le cuesta USD 9,5.
Las historias son las mismas en las ciudades y reflejan las previsiones del Banco Central (BCE), que calcula que la producción interna de bienes y servicios , que se mide con el Producto Interno Bruto(PIB), solo crecerá el 1% en este año, aunque otros analistas calculan que habrá una reducción del 0,4%.
El 78% del PIB está representado por el consumo de los hogares (personas y empresas) y del sector público, que dinamizan el mercado con la compra de productos.
Según el BCE, el consumo de hogares y empresas crecerá el 1,79% en 2009. El año pasado, el indicador fue de 7,02%. El sector público crecerá el 1,91% este año frente al año pasado, que superó el 11%. La desaceleración del consumo pasa factura al PIB que casi no crecerá.
El Gobierno busca reactivar la demanda mediante cuatro medidas de incentivo: la entrega prorrateada de los fondos de reserva, el pago quincenal de salarios a funcionarios públicos, la reducción de las tarifas bancarias y el uso de dinero plástico.
Con el uso de las tarjetas de crédito se espera maximizar la velocidad del dinero de la economía. Pero la propuesta tiene críticas.
María Gloria Alarcón, presidenta de la Cámara de Comercio de Guayaquil, dice que utilizar el dinero plástico para reactivar la demanda tendrá resultado por un momento pues los cupos se terminarán rápidamente. “Este mecanismo puede tener efecto de corto plazo como 30 a 60 días. Una vez que se acabe el cupo ya no se podrá comprar más”.
Pero Rodrigo Andrade, vicepresidente de Tarjetas de Crédito del Banco de Guayaquil, apoya que el dinero plástico dinamice el mercado ya que es un ‘cuasi dinero’ que está en la billetera del cliente. “El concepto es válido pero se deben aplicar políticas que faciliten su uso. Un crédito de consumo repercute en uno productivo. Lo que se compra con el plástico impacta en la producción pues aumenta la demanda de ese bien”.
Para que esa medida sea eficiente se deben revisar las tasas de interés. “Una manera de incentivar la oferta del dinero plástico es que los segmentos de menor riesgo tengan un interés más bajo que los de alto riesgo. Hoy todos tienen la misma tasa”.
Se registran 1,9 millones de tarjetahabientes con una cartera por pagar de USD 2 500 millones.