La marcha de los indígenas guayaquileños comenzó el lunes 20 de junio con tensión.
Frente a los adherentes al paro se ubicaron unos 20 trabajadores del mercado mayorista, con varillas metálicas y látigos. Aseguraban que iban a defender su lugar de trabajo.
La Policía llegó y se ubicó en la mitad. “No queremos incidentes, esto se va a llevar en paz”, dijo uno de los oficiales a cargo del piquete.
Los kichwas de Guayaquil comenzaron su caravana a pie.
Su primera parada fue la vía a Daule, donde ocuparon un carril, luego dos y finalmente todos los caminos que conducen al centro de la urbe. Avanzaron por la Carlos Julio Arosemena y se subieron a camiones, camionetas y motos.
Llevaban wiphalas, las banderas color arcoíris de los pueblos indígenas, y el tricolor nacional.
Contra el racismo
Además de mostrar su adhesión al paro, los kichwas de Guayaquil expresaron su rechazo a lo que califican como muestras de racismo de la Alcaldesa de Guayaquil.
Cynthia Viteri montó la semana del 13 de junio un operativo para bloquear los accesos terrestres a la ciudad, ante la eventual llegada de manifestantes.
En sus redes sociales puso la imagen de un dirigente indígena de La Maná (Cotopaxi) a quien colocó un letrero con la palabra se busca. Hugo Chango, abogado del pueblokichwa, aseguró que la actitud de la alcaldesa Viteri es beligerante y racista.
Luis Guananga, otro de los manifestantes, defendió a su pueblo.
“Somos de Guayaquil, indígenas de Guayaquil. Nuestros padres vinieron del páramo a trabajar honestamente”.
Todos llevaban letreros en los que se repetían las palabras resistencia, lucha, educación pluricultural…
Jóvenes, mujeres y adultos repetían consignas en su lengua nativa. “Quito, aguanta; Guayaquil se levanta”, repetían a coro, en solidaridad con los manifestantes kichwas que se encuentran en la capital o buscan llegar a esa ciudad.
También criticaban las políticas económicas de Guillermo Lasso y usaban consignas y arengas políticas que se repiten en toda manifestación social en Ecuador, desde la vuelta a la democracia, a finales de la década de los 70.
Al otro lado de la ciudad, en el puente de la Unidad Nacional, el Municipio aumentó la cantidad de patrulleros y volquetas que bloquearán la ciudad con material pétreo. Lo harán en caso de que alguna manifestación pretenda llegar al centro de la urbe. Al punto arribó un puñado de ciudadanos con la bandera de Guayaquil.
Aseguraron que estaban dispuestos a defender la ciudad.
El comercio cerró en Ambato
Decenas de comuneros de los sectores de Pilahuín, Santa Rosa, Chibuleo y otras zonas de Ambato y Tungurahua cerraron las vías de acceso en los mercados y plazas de la ciudad. La tradicional feria de la capital de esa provincia no se realizó el lunes 20 de junio y se impidió la venta de productos.
El día anterior, el Mercado Mayorista, uno de los más grandes de la Sierra central, tampoco abrió sus puertas. Los camiones que transportan los productos a diferentes ciudades del país no lograron abastecerse.
Dirigentes de las comunidades indígenas, a través de un altoparlante, recorrieron la ciudad y anunciaron que no se permitirá la apertura de los locales comerciales.
La advertencia fue además para almacenes, cooperativas de ahorro y crédito, bancos, tiendas de abasto y de legumbres.
Solo se permitió que las farmacias laboren para atender con la venta de medicamentos.
Al menos 300 personas de las comunidades de Santa Rosa efectuaron una marcha y recorrieron los centros de comercialización.
A su paso obligaron a cerrar los locales comerciales. “Esto no es una amenaza, pero pedimos que cierren los locales comerciales como una forma de respaldo al paro nacional de los pueblos indígenas. Quedan anticipados o tomaremos nuevas medidas”, dijeron.