Testimonio: ‘Gracias a esa foto se reveló lo que pasó’
Su lucha sigue después de 6 años
La voz de los plantones. Cada martes, en los exteriores de la Corte de Justicia de Guayas, Dolores Guerra cuelga la foto de su esposo. Esa es su forma de protesta.
El informe de la verdad. En este mes se espera que la Comisión de la Verdad entregue su informe, que incluye el caso Fybeca. María Dolores espera que el Estado la indemnice.Cada día que veo esa foto, colgando junto a la mesa, lo recuerdo de nuevo. Nos vemos felices… él, yo, el niño. Fue cuando cumplió 5 años. Decidí ampliarla para verla cuando llego a casa. A veces quiero sacarla, pero no puedo.
En la repisa del fondo, junto a la Biblia de Johnnycito, está la otra foto que marcó mi vida. Es la última foto de mi esposo Johnny Gómez Balda, antes de que desapareciera. Después de eso no lo vi más.
La foto es de Martín Herrera, fotógrafo de diario El Universo. Esa es la portada de un libro que recopila imágenes históricas, entre ellas las del caso Fybeca. Pienso que Dios puso ahí a Martín como un ángel. Él permitió que sus manos capten ese momento.
Gracias a esa foto se pudo revelar lo que pasó en ese instante. A veces la veo detenidamente… Aunque le taparon sus ojos, su boca, ese es su perfil. Johnnycito lo conoce bien y yo reconozco la ropa que llevaba ese día.
Aún tengo presente la mañana del 19 de noviembre de 2003, cuando salió de casa. Fue a ver a su mamá que estaba muy enferma. Ella vivía con una hija, atrás de la farmacia Fybeca de la Alborada, donde ocurrió todo.
Cuando se despidió me dijo: ‘Espéreme, vengo a almorzar’, lo recuerdo tan claro y el jueves vino a mi mente de nuevo. Mi hijo se asomó por la puerta y me gritó: ‘Mami… te amo’. Y ahí estaba, esa imagen tan clara… lo mismo yo le dije al papá el día que desapareció y me lanzó un beso a lo lejos.
Era su voz. ‘Dolores… ayúdame, me tienen al fondo de la PJ, me van a matar. Esa voz aún retumba en mi oído.
María Dolores Guerra
esposa de Johnny GómezEse día sentí ansiedad. Fui a dejar al niño al jardín, volví y llamé a una amiga evangélica. Conversamos una, dos horas. El tiempo pasó. Era la una y media y sonó el teléfono. Una amiga me preguntó si había visto las noticias. Yo no sabía qué pasaba. Ella había visto el carro de Johnny en la televisión.
No podía ser, pero era extraño porque él no me llamaba. Cuando me dijo que era un asalto y que ocho personas habían muerto grité…, grité tanto que mi llanto retumbó en estas cuatro paredes.
Agarré a mi niño. Salí corriendo a llamarlo pero su teléfono estaba apagado. Llamé donde su mamá, pero allá nunca llegó.
Era un misterio. Fui a la PJ. Ahí nadie hablaba. El niño se durmió en mis brazos y yo seguía insistiendo. Quería saber dónde estaba el dueño del carro retenido en la farmacia Fybeca.
Después de preguntar desesperadamente, sonó mi teléfono. Eran las 19:15 y escuché su voz. “Dolores… ayúdame, me tienen al fondo de la PJ, me van a matar”. De la desesperación boté a mi hijo al suelo.
Esa voz aún retumba en mi oído, esa voz no se irá. Era Johnny. Empecé a pedir ayuda a gritos. Y el teléfono sonó otra vez. “Al fondo, estoy en una Blazer concho de vino”. En un rato enmudeció. “Cuida a mi hijo, cuídalo”. Era como si presintiera su muerte.
Al día siguiente me levanté a las 06:00 y fui a la PJ. No había visto el periódico. Cuando tuve la foto en mis manos, lo identifiqué. Así comenzó esta lucha. Denuncias, marchas, plantones…
En mi bolso aún llevo el último cartel que hice para el plantón del martes pasado. Dice: ‘En democracia, no más impunidad’.
Fue un golpe duro. Hoy, Johnnycito tiene 11 años y extraña a su papá. Ya va a terminar la escuela pero es muy maduro. A su edad un niño piensa en jugar. Él ya quiere trabajar para ayudarme. Siento que a mi hijo le robaron su niñez.
A veces me quebranto, pero sigo adelante. Estoy en cuarto año de Leyes y sigo de cerca la demanda que planteamos a la Comisión Internacional de Derechos Humanos.
Yo tengo fe. Siempre creo que Dios está en todo, hasta en que las tres mujeres que perdimos a nuestros esposos hace seis años nos llamáramos Dolores. No es casualidad y hoy estoy escribiendo parte de esa historia. Redacción Guayaquil
El caso Fybeca, revelado por El Universo, hubiera quedado en el olvido
Artículo 6.- Obligaciones del afectado y los medios de comunicación antes de emitirse resolución..- Cuando el afectado por una información u opinión emitida por los medios de comunicación social, ejerciere una acción administrativa o judicial para la reparación de sus derechos afectados o para el cumplimiento de la rectificación o réplica, ni el medio ni el afectado podrán referirse a la materia de la controversia mientras ésta no se resuelva. Proyecto de ley de comunicación del asambleísta Rolando Panchana
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