La iglesia del Buen Pastor está en reparaciones luego de sufrir daños en su fachada en el sismo del 8 de agosto. Foto: Armando Prado / El Comercio
La riqueza cultural de un pueblo se puede medir por la preservación de su patrimonio material e inmaterial. Quito es una ciudad singular en ese sentido, poseedora de uno de los Centros Históricos más importantes y extensos de América Latina, que destaca por la estética y conservación de su arquitectura colonial. No en vano, el 8 de septiembre de 1978, la capital ecuatoriana fue declarada por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
La celebración del 38° aniversario de la declaración coincide en esta oportunidad con una creciente preocupación de la ciudadanía ante los sismos que han afectado al país y particularmente a la ciudad desde el último mes. Estos movimientos telúricos han dejado su huella en el patrimonio histórico de la ciudad, con importantes afectaciones en iglesias y otras edificaciones.
La protección del patrimonio está institucionalizada en el Distrito desde 1987 con la creación del Fondo de Salvamento del Patrimonio Cultural, acción que compete desde 2010 al Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP).
Este año, el presupuesto del ente es de USD 24 millones, lo que le ha permitido actuar de manera emergente y oportuna en todos los sismos.
Luego del terremoto del 16 de abril, que tuvo secuelas en Quito, la asignación para reforzamientos estructurales fue de USD 150 000.
Para el sismo del 8 de agosto el presupuesto fue de USD 120 000 destinados a la restitución de los remates de la fachada del Buen Pastor. Sobre el sismo del domingo 4 de septiembre, el IMP aún está en evaluación de los daños. Hasta el momento se reportan cuatro casas patrimoniales y dos iglesias afectadas, la de Chimbacalle y el Perpetuo Socorro.
Plan de acción
Angélica Arias Benavides, directora del IMP, explica que se cuenta con una brigada multidisciplinaria de 125 técnicos. “Media hora después de ocurrido un sismo, 18 de nuestros técnicos están en el campo para evaluar las edificaciones monumentales; son alrededor de 100 en el Distrito, se evalúan 80 en cada evento”. La ciudad tiene 32 iglesias que forman parte de su patrimonio, de las cuales 10 también son museos; otros cuatro museos funcionan de manera independiente.
Los trabajos de restauración del patrimonio son constantes. Actualmente, el Instituto lleva adelante obras en Santo Domingo y San Francisco. Sin embargo, Arias aclara que es difícil determinar si el casco colonial podría estar preparado para un sismo de magnitud mayor a 6 grados.
“Quito ha sufrido muchos terremotos en su existencia. Pero el panorama ha cambiado en los últimos años, debido a la construcción de obras inconsultas y antitécnicas en los bienes inmuebles patrimoniales, principalmente viviendas que agreden a las estructuras originales. Estas son edificaciones que no reaccionan bien ante un sismo”, aclara.
El Instituto desarrolló recientemente inventarios y sobre su base se evaluarán planes de acciones generales.
Ezzio Passadore, ingeniero e inspector jefe de Capacitación y Estudios del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, Chile, señala que lo más importante ante casos de emergencias o catástrofes es manejar la información de los bienes y trabajar con capacitación y en coordinación con los administradores de esos bienes. “El riesgo cero no existe, sin embargo, se puede controlar o disminuir”.
Passadore es rescatista de bienes culturales en zonas de catástrofe y visita Quito para participar del encuentro internacional: Ciudad, Resiliencia y Patrimonio, que se celebra hasta hoy en el Convento San Francisco.
Como diagnóstico de su visita, destaca que los quiteños entienden el valor de su patrimonio. No obstante, desde el punto de vista de una emergencia, le preocupa la estrechez de las calles en el Casco Histórico y la existencia de bolardos (obstáculos de hierro o cemento) en las calles, para evitar que los autos entren a las plazas, lo que también impediría el paso de camiones de bomberos.
Como habitantes de una ciudad que además es Patrimonio Cultural de la Humanidad, los quiteños tienen su cuota de responsabilidad en la conservación del patrimonio, subraya la directora del IMP. “Nosotros brindamos toda la asesoría para mantenerlo. Hay que comprometerse y querer el patrimonio, hay que denunciar si se ven daños, también eso es parte de la corresponsabilidad”.