En el bus todo parece irreal

Ma. Fer Mejía Y.  Sección Jóvenes

Cuando vas de  viaje en bus  interprovincial todo puede suceder,  el mundo se pone al revés.   

¿Para qué compras tus boletos en la terminal terrestre? Nadie lo sabe. Te subes al bus  y buscas tu asiento pero resulta que  ya fue ocupado por otro.   “Yo lo gané”, te dicen y te toca sentarte más atrasito. Luego de un rato  alguien más te pide que te levantes: “Ese es mi asiento”.    

Consigues puesto después de ‘sacarle los ojos’   al copiloto del bus. ¡Ay, no! La ventana está atrancada,  no imaginas cómo soportarás tantas horas sin oxígeno.

Pasas por  Latacunga y el bus se detiene. No sabes lo que sucede, pensaste que el carro estaba a ‘full’, que los asientos estaban ocupados.  

“Siga, siga, acomódese nomás”, dice el cobrador mientras  suben más pasajeros. Como gran hazaña, el  chofer le ofrece  una silla de plástico a la señora que lleva el guagua en la espalda.   

Mejor no hablo de la ‘peli’   de  Van Damme que te impide oír la música de fondo...

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