Redacción Quito
Durante el día o en la noche, en compañía o solo algunas personas han hecho de sus bicicletas el mejor medio para trasladarse de un punto a otro de la ciudad.
Lo que dice la Ley
La Ley de Tránsito señala que los ciclistas que circulen por sitios no permitidos serán sancionados con una multa de USD 10,90. Pero hay poco control.
Los conductores de vehículos de transporte público que tenga las condiciones y que se negaren a transportar a los ciclistas será sancionado con USD 32,70 y 4,5 puntos en su licencia.
Tienen la misma sanción, los conductores que no respeten el derecho preferente de los ciclistas en las avenidas, intersecciones no señalizadas y ciclovías.
A Fabián Torres le tomó cerca de 20 minutos llegar desde su casa, en el sector de la Río Coca hasta la avenida Colón. Pero a diferencia de la mayoría de personas, Torres llegó a bordó de su bicicleta Mongo roja.
El ciclista comenta que, incluso antes de la delimitación de la ciclorruta que va desde la calle Tarqui, en El Ejido, hasta la estación norte del trole, utiliza este medio de transporte al menos dos veces entre semana. “Aunque siempre cambio el recorrido para que no sea aburrido”.
Detrás de él, sobre la vía exclusiva para el tránsito de bicicletas, también circula Rubén Morales, otro ciclista, quien desde la avenida De los Shyris hizo 10 minutos hasta la Colón.
Ciclista desde los 9 años, Morales asegura que esa es la forma más rápida y económica de trasladarse en la ciudad. “No gasto en pasajes y como la bicicleta es pequeña es más fácil encontrar un lugar donde estacionarla”.
Esas ventajas fueron también las que analizaron sus jefes antes de proponerle que realice su trabajo como mensajero a bordo de una bicicleta montañera.
La novedosa modalidad de su trabajo lo mantiene en forma, por lo que está pensando en realizar un recorrido desde Quito a Portoviejo. Para esa aventura cuenta con una KTM que está equipando con accesorios de alta resistencia y calidad. “Planeo llegar en tres o cuatro días”.
Iván Ponce aprendió a dominar una bicicleta a sus 20 años y desde entonces descubrió que este medio de transporte es muy útil en una ciudad como Quito.
Andar en bicicleta tampoco impide que Ponce descuide su imagen. Rumbo a su trabajo él lleva una camisa café y un chaleco negro y para no ensuciar su pantalón jean, Ponce pone las bastas debajo de sus calcetines.
Por su horario de trabajo, Ponce realiza dos recorridos diarios entre su casa y el trabajo. El último lo realiza a las 23:00 desde la Mariscal hasta El Inca. “No es peligroso porque regreso con un amigo del trabajo”. El clima de Quito tampoco es un inconveniente a la hora de andar en bicicleta. “Llevo un impermeable por si llueve y cuando hace sol me pongo bloqueador solar”.
Cerca del mediodía y con un intenso sol sobre su cabeza, Javier Fiallo pedalea por la avenida Amazonas. “Vengo a comprar unos accesorios para la bici”, comenta el joven ciclista. A sus 18 años, Fiallo ha participado en varias competencias ciclísticas. Su especialidad es el Cross Country, para lo cual tiene una Mérida.
Pero Fiallo no solo utiliza la bicicleta para las competencias. “También iba al colegio y ahora es posible que también vaya en mi bici a la universidad”.
Por la vía exclusiva de dos carriles en la avenida Amazonas, Hillary Peña, María Gracia Gavilánez y Carla Chávez avanzan pedaleando a toda prisa . Las niñas de 6, 7 y 11 años salieron la mañana de ayer a dar un paseo por el centro comercial Espiral. Aunque las niñas dominan bien sus bicicletas, la mayor de ellas, Carla, siempre toma precauciones con sus primas.
“A veces hay choferes que no paran cuando queremos cruzar”.
Aunque aprendió a conducir su bicicleta con ruedas de apoyo , ahora María Gracia cuenta con orgullo que es la más veloz de las tres. A su prima Hillary, eso no le preocupa, pues a sus 6 años ella está más interesada en aprender a saltar bordillos y gradas como lo hace su hermano mayor. Las tres niñas aseguran que andar en bicicleta es el pasatiempo más divertido que conocen.
El concejal Patricio Ubidia dice que aunque la bicicleta se considera más como un medio de recreación que de transporte, su uso se sigue incrementando. Sin embargo, Ponce admite que aún hace falta más infraestructura para garantizar una circulación segura de los ciclistas.