Venecia. AFP
El Festival de Cine de Venecia se abrió ayer con un filme sentimental del italiano Giuseppe Tornatore, que generó polémica y elogios. Es la Sicilia en el siglo XX, salpicada de fascismo y comunismo.
El premio Oscar italiano en 1990 por ‘Cinema Paradiso’ vuelve a su tierra para narrar con tono nostálgico y épico casi un siglo de vida e ilustrar la Italia perdida que resistió a dos guerras mundiales a través de la política como hilo conductor.
Muy autobiográfica, ‘Baaria’ fue recibida fríamente por la crítica, que no le concedió aplausos en la proyección especial para prensa.
“Es la cinta más impresionante que he visto, aconsejo a todos que la vayan a ver”, dijo por su parte el primer ministro Silvio Berlusconi, quien apreció sobre todo el anticomunismo de la obra, financiada por Medusa, la casa de producción propiedad de su familia.
“Todo decorativo, nada de sustancia”, aseguró por su parte Roberto Silvestri, del diario Il Manifesto, entre los más irritados con la interpretación que Tornatore hace de la historia de su país y de la utopía de una parte de la población de cambiar el mundo.
Los conflictos que azotaron Sicilia, como el analfabetismo, la pobreza, dos guerras, el fascismo, la posguerra con sus divisiones, la Democracia Cristiana, el comunismo y el socialismo, al lado de la mafia, resultan edulcorados.
Dedicado a su natal Bagheria, el filme es uno de los más costosos de Italia (25 millones de euros). Dura 150 minutos, con 300 actores, 35 000 extras y 1 431 músicos para interpretar las composiciones del maestro Ennio Morricone. Se hizo en casi dos años.
El filme parte en los años treinta, cuando Peppino, hijo de un campesino apasionado por la lectura, descubre las injusticias, se lanza en la carrera política dentro del Partido Comunista y llega a los sesenta, tres generaciones después con sus movimientos de protesta y de liberación de la mujer.
La historia de amor del comunista Peppino (el debutante actor siciliano Francesco Scianna) y su mujer Mannina (la modelo también siciliana Margareth Madé), con la que tendrá muchos hijos, es pretexto para contar la evolución de un pueblo, la liberación de Sicilia, las luchas campesinas por tierras, el poder de la mafia y la decepción por la política.
“Espero que sirva para reflexionar sobre el presente. Sobre el reformismo, ya que creo que hay que aceptar la convivencia con personas que piensan de distinta forma que uno (…). Es necesario despertar las pasiones por los derechos civiles y morales, algo que se ha perdido”, explicó Tornatore en la rueda de prensa.
El director, de 53 años, que fue militante del Partido Comunista italiano, agradeció los elogios de “alguien con el que no estoy de acuerdo políticamente” como Berlusconi y resaltó que su filme “no es sobre Sicilia, es una alegoría que tengo la esperanza se pueda aplicar en todo el mundo”.