Ya que terminó 2009, es útil hacer un balance de la política exterior ecuatoriana. El logro más positivo es, decididamente, la reanudación de relaciones diplomáticas entre Ecuador y Colombia. Si bien no todos los temas han sido solucionados, después de Angostura, el proceso de negociaciones y diálogo es un logro que solo se podrá consolidar con un proceso de acercamiento entre las partes.
También es necesario destacar el avance de la Unasur que, a pesar de no ser una organización con estatuto ratificado por todos los países, se ha convertido en una instancia de diálogo y entendimiento político para lograr acuerdos sobre temas tan candentes como la crisis interna boliviana o el establecimiento de bases militares con apoyo estadounidense en Colombia. Es lícito decir que sin esta instancia de transparencia, el escenario sudamericano estaría completamente oscurecido por las dudas y los resentimientos entre países. Obviamente falta mucho por avanzar y el Ecuador debe terminar su año en la Presidencia Pro Témpore, con logros específicos sobre todo en el Consejo Sudamericano de Defensa, la instancia que más ha avanzado en temas de fondo sobre seguridad y defensa.
El déficit, sin embargo, es el tema comercial. Todavía no hay un norte comercial, al menos no con los países que nos compran. El pataleo en las negociaciones con la Unión Europea terminó dándonos los mismos resultados respecto al banano de los que hubiéramos logrado manteniéndonos dentro de la negociación. Finalmente, se han cumplido las condiciones para volver a la mesa de negociaciones, pero aun así, el Gobierno ha decidido dilatar hasta febrero su regreso, sin evaluar talvez las dificultades de un cambio radical en el escenario europeo. Lo mismo puede decirse con los Estados Unidos. Si bien se prorrogaron las preferencias arancelarias Atpdea, un acuerdo comercial sigue en suspenso mientras no sepamos bien que una negociación con Estados Unidos -ni un TLC ni cualquier otro tipo de acuerdo- es prácticamente imposible sin “fast track”. El Ejecutivo estadounidense no tiene por ahora esta autorización del Congreso para negociar comercio en forma expedita con ningún país. En este mismo ámbito pongo “la visión geoestratégica” sobre países como Rusia, Venezuela, pero especialmente China. El ejemplo más claro fue el financiamiento dado a este país con una tarifa de 8,5%, donde claramente no hay intereses estratégicos de ese país con el Ecuador, sino visiones de negocios. Venezuela apenas nos acaba de pagar una deuda de un poco más de mil millones de dólares por exportaciones a ese país, que terminó afectando la capacidad de crecimiento de muchas empresas ecuatorianas grandes, medianas y pequeñas. Menos idealismo y más economía política internacional haría mucho bien al Ecuador en 2010. Es lo único que se puede augurar por el momento.