Redacción Jóvenes
El reloj dio las 00:00 y el 2010 empezó a correr a la velocidad de nuevas aspiraciones. Para unos chicos, no hay tiempo que perder, mientras que otros aguardan a que sus esperanzas se transformen en realidades.
La lista de sueños y propósitos es larga… Esta vez, algunos chicos de la Fundación Jóvenes contra el Cáncer, una futura mamá y un futbolista hablan sobre sus deseos para el año que se viene.
El martes pasado, Linda, de 17 años, llegó a la Fundación con cuatro panas que comparten su lucha: ganarle la batalla al cáncer. Con una sonrisa fresca, la joven compartió sus expectativas. “Quiero graduarme y entrar a la FAE, pero quizá por mi estatura no se pueda”.
Parece que nada cambiará esa sonrisa alegre que caracteriza a Linda, si no puede estudiar aviación, ella tiene un plan B. “Entrar ‘de una’ a la universidad para no perder el tiempo. Quiero estudiar robótica o mecatrónica”.
Su mayor propósito, dice, es seguir apoyando a sus ‘compas’ de la Fundación. “Eso te sube las defensas, también quiero viajar y de ahí lo que Dios quiera”.
Con ella están Blanca, Jennifer, Carla y Bryan. Entre bromas y ‘peleas’, los chicos se dieron el abrazo de Año Nuevo. “Espero que mi tratamiento salga bien”, dice Blanca, mientras que Jennifer espera regresar al colegio. “El sueño más grande que tengo es trabajar para comprar una casa”. Y Bryan, en cambio, espera más apoyo para los chicos con cáncer, además de que en 2010 tenga su tan deseada moto.
Los propósitos de los jóvenes quiteños están en cada rincón de la ciudad. En una cancha de fútbol entrena Javier Almeida, un deportista que ha jugado en club El Nacional desde que entró a la Sub 14.
Desde los 5 años le pone ganas al fútbol, juega de delantero y es un goleador. Su aspiración para 2010 es debutar en la cancha junto al equipo de primera división. Para eso, cuenta que trabaja desde el 2009. Entrenó con el equipo profesional durante tres meses y estuvo en la banca en dos partidos de El Nacional.
Mientras él patea la pelota, Aurora Marcillo recibe, en cambio, las pataditas de Benjamín, el hijo que espera para 2010. Tiene ocho meses de embarazo y está lista para darle la bienvenida a su primer hijo. “Me ha cambiado la perspectiva de la vida, he pensado mucho, he llorado y estoy muy contenta…”. Ella y su esposo cambiaron hasta las cortinas de su casa para que el pequeño llegue.
Ahora, que falta menos de un mes para que nazca, Aurora no deja de pensar en que le besará los piecitos. “Que en 2010 nos dé toda la felicidad…”.